martes, 25 de octubre de 2011

Algo sobre el Gobierno Mundial

Hoy ha estado generando comentarios diversos lo siguiente: “Vaticano propone un gobierno mundial para estabilizar el sistema financiero”. Dice el reportaje:

“La Santa Sede ha lanzado un importante documento con ambiciosas propuestas para afrontar la crisis. Se titula ‘Por una reforma del sistema financiero y monetario internacional en la prospectiva de una autoridad pública con competencia universal’. El documento critica el sistema de liderazgo actual, protagonizado por grupos como el G7 o el G20, que excluyen a buena parte de los actores. El Vaticano dice que si no nace un ‘gobierno mundial’ con capacidad para afrontar la especulación a gran escala, ‘se generará progresivamente un clima de creciente hostilidad e incluso de violencia hasta minar las bases  de las instituciones democráticas’. La propuesta incluye una Banca Central Mundial, impuestos sobre transacciones financieras proporcionales a la sofisticación del producto financiero, un Fondo mundial de recapitalización bancaria, y reglas distintas para banca comercial y de inversiones”.

Considero que lo más cristiano, propio, responsable y serio, es ver el contenido del texto completo del documento del Vaticano. Un link para ver el mencionado reportaje y el documento completo es: http://www.romereports.com/palio/vaticano-propone-un-gobierno-mundial-para-estabilizar-el-sistema-financiero-spanish-5226.html.

El “Prólogo” del documento, comienza así: “ «La presente situación del mundo exige una acción de conjunto que tenga como punto de partida una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales. Con la experiencia que tiene de la humanidad, la Iglesia, sin pretender de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados, ‘sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu Paráclito, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido’». Con estas palabras Pablo VI, en la profética y siempre actual Encíclica Populorum progressio de 1967, trazaba de manera límpida «las trayectorias» de la íntima relación de la Iglesia con el mundo: trayectorias que se cruzan en el valor profundo de la dignidad del ser humano y en la búsqueda del bien común, y que además hacen a los pueblos responsables y libres de actuar según sus más altas aspiraciones”.

Las “Conclusiones” del documento, comienzan así: “En medio de las incertezas actuales, en una sociedad capaz de movilizar medios ingentes, pero cuya reflexión en el campo cultural y moral permanece inadecuada respecto a su utilización en orden a la obtención de fines apropiados, estamos llamados a no rendirnos, y a construir sobre todo, un futuro que tenga sentido para las generaciones venideras. No se ha de temer el proponer cosas nuevas, aunque puedan desestabilizar equilibrios de fuerza preexistentes que dominan a los más débiles. Son una semilla que se arroja en la tierra, que germinará y no tardará en dar frutos. Como ha exhortado Benedicto XVI, son indispensables personas y operadores, en todos los niveles – social, político, económico y profesional – motivados por el valor de servir y promover el bien común mediante una vida buena. Sólo ellos lograrán vivir y ver más allá de las apariencias de las cosas, percibiendo el desvarío entre lo real existente y lo posible nunca antes experimentado”.

El concepto de un “Gobierno Mundial” no es nuevo. En los términos más simples, según lo publicado en http://www.eumed.net/dices/definicion.php?dic=3&def=310, es un sistema que busca abolir “todos los estados nacionales, con sus gobiernos, leyes, ejércitos, fuerzas policíacas, etc., de modo que toda la humanidad quedara bajo una sola autoridad mundial -un gobierno mundial- con una constitución mundial, una policía mundial, etc.”.

Si vemos lo positivo, en sus últimos años Albert Einstein fue un pacifista convencido y se dedicó a promover el establecimiento de un utópico Gobierno Mundial que permitiría a las naciones trabajar juntas y abolir la guerra. Si vemos lo negativo, Hitler trató de establecer un sistema mundial mediante el exterminio de la oposición. Hitler murió hace mucho, pero siguen sus lecciones sobre el control de los medios para manipular. 

No me toca entrar en lo teológico o el análisis apocalíptico. Sí veo que no procede fomentar la fe por miedo a un final catastrófico, o la ingenuidad ante los promotores del control de quienes más tienen. De hecho, sobre la globalización se ha dicho que la misma crea serias desigualdades e injusta competitividad, pero tiene siempre latente el potencial positivo de fomentar la mejor comunicación y solidaridad de los pueblos.

Ante el reportaje sobre la recomendación de un “Gobierno Mundial”, se alienta la mirada hacia el llamado “Nuevo Orden Mundial”. ¿Cuánto hay de ficción y cuánto hay de realidad?; es buen tema de análisis, ya que lo más que se necesita es explicar y educar para fomentar paz y seguridad.

Un pensamiento de 1951 de Luis Muñoz Marín que se adelantó a los tiempos, dice: “Libérate de ser nacional, regional o localmente huraño u orgulloso de tus pequeñas diferencias. Sigue amando tus anchas igualdades con los hombres de todas partes. Libérate del afán de fugarte de tu raíz. Cambia por espíritu creador”.

Analizar con sabiduría y amor la recomendación del Vaticano sobre el Gobierno Mundial y abonar a ver las posibilidades de crecimiento, progreso y bendición, en lugar de perderse en el temor y el ahondamiento de brechas, es lo más que necesita la humanidad y la creación.

Así, por los nuevos pasos de fe cristiana que comencé en el 2001 (para crecer en lo ya sembrado en mi conciencia y corazón), bendigo de manera especial a los pastores del mundo entero, y en particular a los de la Isla del Cordero en donde nací y habito, para que sean instrumentos del Señor en tiempos retadores. Dios ilumine a todos.

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