jueves, 26 de abril de 2012

Sobre la “Mujer Más Bella del Mundo”.


El 25 de abril de 2012, un reportaje de “The Associated Press” tiene el siguiente título: “People: Beyonce es la más hermosa”. La información dice:



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NUEVA YORK -- La revista “People” ha nombrado a Beyonce como la “Mujer Más Bella del Mundo”. Sofía Vergara figura segunda en la lista.



La cantante de 30 años encabeza la lista de la edición anual "Mujeres Más Bellas del Mundo", anunció la publicación el miércoles, dos días antes de que el número salga a la venta.



"Me siento más hermosa que nunca porque he dado a luz. Nunca me había sentido tan conectada, nunca había sentido que tenía un propósito tan importante en esta Tierra", expresó Beyonce a “People” sobre su selección.



Casada con el rapero Jay-Z, Beyonce tuvo una hija, Blue Ivy Carter, en enero.



"Es la cosa más tierna", dijo la ganadora del Grammy, quien le canta a su hija y asegura que le "encanta" cambiar pañales.



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Ciertamente Beyonce es bendecida, hermosa, atractiva y talentosa. Su carrera es admirable y lo que dice en la entrevista sobre su hija, es más admirable, y tierno.



No obstante, considero que declararla como la “Mujer Más Bella del Mundo”, se pasa un poco. Incluso el término de “la más bella del mundo” se presta a múltiples interpretaciones. ¿Qué es belleza? ¿Dónde hace y en dónde está la belleza?



Objetivamente, hay belleza en lo físico, y la hay también en lo que nace del interior que da brillo y sentido a la belleza física. Se dice que la belleza está en los ojos de quien observa. Para no extender demasiado el texto en ese análisis, en mi caso:



·         Si busco lo interior más bello del mundo, lo encuentro en mi madre que sigue viva como milagro de amor de Dios; porque ella ha sabido vivir el amor puro, valiente y de verdad. Ella ha dado todo en la familia con fe y entrega; en el rol de primera maestra en el hogar y el nivel de consagración que ilumina todo un mundo.



·         Si busco la voluntad más bella, un buen ejemplo está en mi hermana que más allá de nuestras costas, con valor y firmeza ha sabido levantar una familia; como muestra de que de una gran mujer que es nuestra madre, heredó mucho.



·         Si busco a la más bella del mundo según los parámetros de la distinción antes mencionada, serena, certera e inequívocamente, destaco a la gran alma con dones, belleza inenarrable, energía, llamado único y presencia sin igual con el nombre artístico de Melina León. Ella no solo cumple con los parámetros, los supera.



En verdad Dios se creció al crear a la mujer. En verdad sí hay destellos de perfección y potencialidades inéditas de luz trascendente. ¡Qué grande es el Corazón de Mujer! ¡Qué sublime es la visión que unifica, dignifica y consagra todo lo mejor del ser!



Cada día de vida es gran día para redescubrir en el Corazón de Mujer (en todo rol en que se desempeña), todo lo grande, transformador y sublime que Dios quiere para el mejor desarrollo de la humanidad entera. Cada alma que lea estas palabras pensará en mujeres con particular distinción y mujeres que desde el infinito siguen inspirando por su ejemplo. Todos podremos coincidir en que con el Corazón de Mujer se hace patria.



En su esencia, todo lo admirable glorifica al Supremo Creador; en sus dimensiones trascendentes, convoca a maximizar en todo lo posible sus constructivos alcances potenciadores. ¿A quién le daría el título de “Mujer Más Bella del Mundo”? Debería haber categorías para ser justos. En este momento y este medio, destaco la categoría integral que le corresponde a Melina León. Ciertamente es Melina la Mujer Más Bella del Mundo, por lo integral, lo evidente y todo lo mayor que es aún inédito.



Al reconocer –con respeto, sinceridad, humildad y sobre todo gratitud a Dios- de manera especial a Melina León, veo también que procede que recordemos que el Señor quiere que seamos sabia y fructíferamente bendecidos y prosperados en todas las áreas de la vida, con la conciencia de que la real bendición suma paz en orden.



Somos llamados a buscar ser bendecidos para bendecir. Somos llamados a hacer y sembrar el bien. Somos llamados a la consagración que es fe en acción. Ser “cristiano” es ser creyente; lo que infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y hacer. Así, de perseverar con amor, fe, valor, visión y honor se trata la vida. Adelante en el nombre de Jesucristo.

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