martes, 1 de mayo de 2012

En el Día Internacional de los Trabajadores


Hoy 1 de mayo es “Día Internacional de los Trabajadores” y en “Wikipedia” dice: “Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, y se celebra en muchos países”.



¿Qué significa hoy el trabajo? Trabajo no es solo lo que se contempla sobre la tarea remunerada (el llamado “empleo”). Hay trabajo desde al niño que recoge su cuarto, hasta la ama de casa que hace sus tareas, los abuelos que dan el toque único de amor, las madres solteras que se multiplican y los padres solteros que deben trascender roles tradicionales. Vemos así que trabajo es mucho más que lo establecido en el diccionario.



Aun así, si contemplamos la situación de los empleos, el panorama es más complejo, por lo que no procede responder a toda situación y problema con un libreto memorizado. En tiempos de crisis económica mundial como los actuales, hay mucha competitividad y la necesidad de ser creativos para generar fuentes de empleo. En consecuencia, toda persona que tiene empleo, en principio debe dar gracias a Dios. Ese ánimo y conciencia de consagración, abre ojos y no da espacio a manipulaciones negativas. Por ejemplo:



1.    Ha habido casos de corrupción que se han tratado de justificar con lo de seguir instrucciones, y hay quienes desde la inseguridad, no hacen valer los méritos, no consideran a los trabajadores y fomentan que se pierda hasta el más básico y personal sentido de respeto y dignidad como medio para escalar posiciones. Cuando se reconoce que hay que meditar con sumo cuidado sobre las consecuencias de cada acción, no se cae en el camino equivocado.



2.    La corrupción tiene múltiples rostros y manifestaciones y los peores no están en la cárcel, están en la libre comunidad porque conocen de trucos y tecnicismos para escapar del brazo de la justicia. Veo corrupción en casos como robar ideas; comprar lealtades; premiar la adulación desleal; manipular lo de “por la institución” para avalar lo que corrompe y no beneficia ni fortalece a la institución; aparentar en algunos eventos que hay “compañerismo” para seguir en la dinámica diaria en las prácticas cuestionables (fomentando el síndrome de “la mujer maltratada”); tergiversar el concepto de “donde manda capitán no manda marinero”, para establecer que hay que decir sí a todo sin escrúpulos o discernimiento alguno; desvirtuar los mecanismos de control y autoridad, al emplearlos por mala fe y no por fomentar productividad; el menosprecio en contra de las personas que humilde y dignamente asumen responsabilidades; el abuso y burla en contra de quienes se atreven a decir no al mal; ver al decente que cumple bien como una amenaza a pisar y limitar en vez de como un merecedor de apoyo, un aliado y canal de bendición; buscar todo recurso disponible para quitar beneficios a los empleados; en fin, la lista es larga.



3.    Es triste cuando en centros de trabajo, se establece lo de unos empleados vigilando a otros, lo de fomentar el congraciarse con la autoridad de turno en base a legitimar los peores estilos, lo de menospreciar al trabajador honesto y cumplidor, lo de lanzar lodo en contra de quienes han precedido en las funciones, y lo de responder a quien es solidario hacia los demás con el “resuelve como puedas” cuando necesita ayuda. En el trabajo, al acoso se le llama “moobing”. En San Juan 15:18-27, Jesús advierte sobre la persecución en contra de los que hagan el bien, ya que El mismo fue perseguido. Jesús ha vencido al mundo y no como cuestión de divisiva y ritual religión, sino como cuestión de mejor rumbo de vida, en El podemos mucho. Por lo tanto, sigamos perseverando en el bien con amor, visión, inspiración y fuerza inenarrable; la diferencia estará en no dar la milla extra para agradar a hombres, sino para agradar al Altísimo que preside y nos ubica en donde Él nos necesita.



Sea el “Día Internacional de los Trabajadores”, gran momento para dedicar tiempo para reflexionar y proyectar el buen camino de verdad:



1.    Valorar, hacer justicia y apoyar al trabajador productivo y consagrado; dar gracias a Dios por el empleo y por todo taller que hace patria.



2.    Reconocer que todo trabajo edificante es necesario, importante y digno, que los títulos son para servir y no para arrogantemente sentirse superior y negativamente buscar ser servido, y que toda alma se constituye en trabajadora desde el primer aliento que hace de la vida misma, el gran proyecto encargado para presentar en el final una obra de fe, amor, visión, humildad, sinceridad, valor y honor.



3.    Perseverar en lo honesto, digno y correcto. Enfocarse en agradar al Creador más que a hombres. Hay valentía y heroísmo en no unirse al “moobing” y al “bullying”.



4.    Ser comprensivos y constructivos hacia quien se ha retirado y es llamado a evolucionar y no retirarse de la vida, hacia quien por legítima condición no puede ser empelado y debe dar sentido a su palpitar, y hacia quien busca empleo.



5.    Sobre todo: que en todo lugar prevalezca el propósito de dar el ejemplo de una existencia fundamentada en la dignidad, la laboriosidad y la consagración.



¡Dios bendiga a todos los patronos y  trabajadores; todos llamados a crecer y fructificar en una vocación! Dios ilumine a todos.

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