lunes, 15 de agosto de 2011

Heredia y algo más...


De lo que no se quiere hablar…



De lo que no se quiere hablar es de lo que más hay que hablar. Veamos: Ayer 14 de agosto de 2011, en un encuentro del gobernador Fortuño con religiosos, el pastor Heredia le comparó con Moisés, Daniel y Nehemías y la reacción de rechazo a eso, fue tan notable que al día siguiente, el propio Gobernador rechazó eso. De esos hechos, procede buscar lo positivo y aleccionador.



No critico el encuentro, ya que hay religiosos en todas las corrientes políticas. Hay que ampliar los encuentros con la perspectiva de que no sea solo publicidad, sino algo que trae Buenas Nuevas y hace patria de fe, realismo, progreso y justicia. Veo de que todo buen gobernante, cuenta con voces cristianas de asesoramiento (la libertad de culto significa que no se puede establecer una religión oficial, no significa que se excluirá al liderato religioso y se sacará a Dios de la agenda). Quien critique al pastor Heredia hoy, deberá criticar también al liderato religioso que ha apoyado otras ideologías políticas. Es así que no caeré en el ataque político, sino en profundizar. Considero que las expresiones del pastor Heredia fueron rechazadas no tanto por lo político, sino porque fueron la gota que colmó una copa repleta de decepción.



Noto que desde hace años, se está dando una creciente decepción con el liderato religioso, tanto con sacerdotes que canalizan deseos reprimidos en la peor forma, como con pastores que hacen de una vocación sagrada, un negocio más. Hay quienes dejan de congregarse ante tales males, y agravantes como pretender despachar predicaciones y consejería con libretos memorizados, o manipular para atar a las personas. Sin embargo, hay buenos sacerdotes, líderes y pastores que merecen apoyo y es importante congregarse porque es orden y Dios lo quiere. Hay que tener los ojos bien abiertos para ser justos, prudentes, salomónicos, no seguir a quienes son peores que a quienes critican y no tomar remedios peores que la enfermedad.



Es mejor orar por las personas que hablar de las personas, por lo que es más constructivo orar por el liderato religioso y cristiano para que crezca, que unirse a los mensajes y estilos que suman odio, atraso y antagonismo, ya que un pueblo dividido y confrontado no progresa. Sin embargo, veo que hace falta una nueva generación de líderes cristianos y religiosos.



En mi caso personal, no opté por el sacerdocio por la cuestión del celibato. Con el paso de los años, hay quienes me han expresado que sea pastor. El rol pastoral es algo muy serio y no cierro puertas. No obstante, sólo de una forma yo aceptaría asumir la responsabilidad pastoral, o un de evangelismo mayor (lo pastoral no es el único camino de servicio mayor, existen 5 ministerios mayores y muchas otras formas de servicio magno al Todopoderoso). Sólo en un escenario en específico, podría considerar y aceptar una vocación tan grande.



Eso no es egoísmo o un factor de manipulación para tratar de forzar el favor de Dios. Eso es un pacto, en que hago mi parte y del Señor depende su cumplimiento. No sé si se cumpla, pero la dinámica de pacto tiene su gran virtud de que es inmune a manipulaciones y engaños. Nadie puede tratar de alterar los términos de algo así. Sea por mi testimonio y/o por los testimonios de otros, estoy convencido de que hacen falta vocaciones cristianas de verdad.



Que la crítica al pastor Heredia y a otros (dentro y fuera del catolicismo, dentro y fuera del cristianismo), se convierta en oración por él, por todo el liderato religioso y cristiano, y por quienes no han llegado a asumir esos roles, para que vivan lo que prediquen y definan bien su ser en el espejo de la conciencia. Que los ejemplos de Moisés, Daniel y Nehemías, nos muestren que como seres humanos, podemos aspirar a más en el Señor, en la medida de la visión, el valor, el amor, el honor y la fe en acción. A la hora de la verdad, cada cual es portavoz de su formación en donde se encuentra y no son los títulos los que hacen al líder. Hagamos todo bien para Dios y en la medida que demos como deseamos recibir (lo que Jesús llamó amar al prójimo como a uno mismo), tratemos a cada alma con la dignidad que no trivializa ni fomenta falsedad, siendo genuinos ante el Creador y ante uno mismo, con la mirada particular y sincera que da atención real, y con todo lo que infunde paz integral. Dios ilumine a todos.


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