lunes, 13 de agosto de 2012

Inspirando y uniendo generaciones


Veo que la mejor película del verano fue “Avengers”; e indudablemente será un éxito de ventas. Ciertamente se logró un buen libreto que propició un buen desempeño de los talentos en la actuación; y los efectos especiales y cada detalle de producción son bien logrados. ¡”Avengers” es una exaltación al heroísmo real!

                           

El heroísmo no es ciencia ficción, fantasía, juego de niños o un imposible en el mundo. El heroísmo real da nuevas dimensiones a lo que cautiva desde temprano, a lo que se lee, a lo que se ve en películas y series, y a los héroes y heroínas que se admiran; hace de la vida misma, la más apasionante aventura.

                                

Hay heroísmo tanto en lo callado que da todo lo mejor del ser, como en lo que comunica con prudencia para que el testimonio dé luz de verdad y no aliente la soberbia. ¡Sí! ¡El heroísmo consagrado es real y puede mucho!



Veo que un gran factor del merecido éxito fue que al reinventar respetando la idea original que originó creativamente a unos personajes, se lograron unos toques de excelencia, en tiempos en que se necesita mucho heroísmo.



En contraste, “The Dark Knight Rises” tiene sus méritos loables, pero se esperaba más por las expectativas creadas. Tuvo la falta de unas apariciones adicionales de Batman que abonaran a reivindicar al héroe que supera moldes ante los ciudadanos; pero tiene el acierto de que se busca dar realismo y su lógica a la intensidad de los dramas, y el gran mensaje de Bruce Wayne al levantarse de las caídas.



Considero que lo de “épica conclusión” le queda demasiado grande, pero tiene el buen mérito de explorar algo del interior de los personajes. Lo mejor es que Bruce Wayne termina bien acompañado y no en soledad.



El ser humano no es para la soledad. La soledad es necesaria en momentos como la oración o la introspección, pero la vida es para crecer, sembrar y fructificar. El equipo de Avengers creció al descubrir eso, y eso es heroísmo.



Así, analizando ambas películas, considero que muy bien el Capitán América, como gran líder y héroe, defensor y batallante de altos valores, se ha ganado el derecho de viajar en el más emblemático vehículo de Batman. Inspiran y unen a generaciones. 



Lo trascendente es alentar el verdadero heroísmo, que es perseverar en lo digno que busca agradar a Dios con todo el ser y mediante el testimonio que edifica y da luz.



Somos héroes al luchar por la vida y siendo solidarios con lo justo y correcto. Podemos vestirnos del heroísmo que hace la diferencia al dar fe en donde no la hay, al saber decir no al mal, al saber decir sí a lo que suma a la vida de quienes se ama y más allá, el bálsamo a los que lloran y sufren, el perdón que no es simbólico y sí es camino de cambio y evolución, la solidaridad a quienes resisten ante las manifestaciones de la corrupción, comprensión en donde se ha perdido, apoyo al caído para levantarse, fuerza a las buenas causas, atención debida al alma en formación y al alma que merece dignidad y tanto puede aportar en los años dorados, el buen consejo que aporta a perfeccionar la jornada, potenciación a quienes necesitan redescubrir que no es demasiado tarde, en fin, el heroísmo no es ciencia ficción, fantasía, juego de niños o un imposible en el mundo. El heroísmo real se atreva a vivir, perseverar y fructificar con el más abarcador amor. Dios ilumine a todos.

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