viernes, 24 de agosto de 2012

Reflexionando en la distancia de 11 años…


¿No todo ha marchado según lo planeado? ¿Necesita más que clichés y libretos cuando ve llegar los amaneceres nublados? Elévese como el águila (que más alto vuela) para ver todo desde la mayor perspectiva y así poder discernir, reconocer los motivos de gratitud y las razones para seguir adelante.

 

Que el sabio principio de “el tiempo de Dios” no se tergiverse para manipular y engañar, sino que se comunique con sumo respeto, humildad y corrección para potenciar con el aliente de que en el Señor, siempre hay la oportunidad para perfeccionar la ruta y vivir los reales amaneceres luminosos.

 

Si llora y/o son mayores las lágrimas que no corren, lea las bienaventuranzas en la Biblia y recuerde que Jesús mismo enfrentó la persecución y venció; como inspiración y motor para nosotros vencer en El y con El. Si siente debilidad, no se sienta mal. Hubo momentos en que Jesús sintió debilidad, sudó y hasta lloró.

 

Reflexionando en la distancia de 11 años de comenzar nuevos pasos de fe en la Iglesia y más allá, ante todo, ante realidades, ante pasos de fe y asuntos pendientes, y ante un milagro que supera lo que me impacta, es mejor compartir lo siguiente (para que cada cual lo reciba en la mejor forma para su drama particular): El Resucitado nos dice que El está vivo y que podemos renacer y reverdecer en El y con El.

 

Se crece en el caminar, se ve mejor desde el orar y se vive mejor desde el amar. Hacer el bien con sabiduría nos define mejor. Somos llamados a la consagración que es fe en acción. De perseverar con amor, fe, valor, visión y honor se trata la vida. Dios tome pleno control; a Dios consagro todo con plena conciencia de que El conoce el alma y cada detalle de fe y perseverancia. Adelante...
 

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