viernes, 23 de febrero de 2018

Cuando en Cuaresma se confirma la razón de una decisión política…



La política y la religión NO mezclan. Sin embargo, en el 2018, el tiempo cuaresmal me hizo ver con mayor detenimiento la razón de mi decisión política. Veamos:

En este tiempo, escribí en Facebook sobre los principios que aplico al escribir. En uno de los puntos, dice lo siguiente:

·         En lo político (partidos, líderes y fórmulas de status político), no busco imponer ideas y respeto a todos, ya que nadie tiene el monopolio de la verdad y cada cual tiene una parte de la verdad. Al escribir, busco ejemplificar que puede haber respeto y consideración, colocar temas sobre el tapete para fomentar el pensamiento creativo, fomentar lo que apoyo enfocado en lo positivo (no tiendo a la campaña negativa) y afirmar que el gran ideal no está en lo político, sino en la realización humana. En ese sentido, es más que la política como tal, es definir cuánto de uno hay en ese escenario; es decir, cuanto de los valores que nos definen están presentes, son inquebrantables y dan nuevos niveles al término “liderazgo”.

Cuánto de mí hay en esa dinámica política (parte del proceso formativo que comienza en el hogar y se va puliendo en los salones de clase), es lo que en Cuaresma, me movió a ver nuevamente el tiempo en que tomé mi decisión política. Fue en 1980.

En ese año electoral en Puerto Rico, aun no tenía edad para vota; hubo primarias Demócratas, la muerte de Luis Muños Marín, una intensa campaña y serias dudas sobre la pureza del proceso electoral (fruto de una Ley Electoral impuesta sin consenso y sin garantías contra el fraude). Fue tan dura la jornada, que hubo incidentes de violencia y no hubo el debate entre los candidatos a la Gobernación.  

Con toda sinceridad: De haber seguido el razonamiento, hubiese optado por la causa que promovía el gobernador estadista Carlos Romero Barceló, ya que las encuestas el favorecían y desarrolló una campaña con grandes recursos económicos. De haber seguido el razonamiento de enfatizar en la extrema intelectualidad, hubiese optado por la causa que promovía el líder independentista Rubén Berríos Martínez, ya que se destacaba con palabras elocuentes, chistes y suma teatralidad.

Sin embargo, al ver con más cuidado, había algo que no me convencía en ambos. Hablaban del tema del status político en una forma tan intensa, apasionada y desproporcionada, que desvirtuaban al tema. Hablaban con un estilo tan impositivo, que no veía con buenos ojos que se pretendiese imponer criterios a la brava o maltratar y excluir a quien piense diferente. Se necesitaba algo mejor.    

Eso mejor lo encontré en 1980 en la causa fundada por Luis Muñoz Marín y promovida por el líder Rafael Hernández Colón. Al fallecer Muñoz, captó mi atención un amiente de pueblo casi de Viernes Santo, y comencé a estudiar. Me cautivó lo siguiente:

·         La trayectoria de Muñoz Marín es admirable. Es humana con sus altas y bajas, aciertos y desaciertos, virtudes y defectos. Tiene trascendencia al ir más allá de lo que en un inicio fue su ideal, para crecer y desarrollar una ideología enfocada en el ser humano, su realización y su bienestar. Tiene heroísmo por ese sano y verdadero concepto de ideal, canalizado en un gran movimiento de pueblo.

·         La trayectoria de Hernández Colón es admirable. Contando con un impresionante expediente académico, siempre fue humilde y no tomó rutas de arrogancia, de ofensa a quien piense diferente, o de justificar imponer criterios y agendas a toda costa. Es gran maestro de humildad, y de liderazgo que combina el idealismo, el pragmatismo y la visión trascendente. Es gran líder que estableció en sus campañas y gestiones de gobierno, un estilo inspirador y aleccionador.

Siempre destaco la siguiente cita de su mensaje del 25 de julio de 1979 (en que aceptó la candidatura a la Gobernación por el Partido Popular democrático de 1980):

·         “Tres rasgos nuevos tiene que adquirir la educación puertorriqueña: instalarse en nuestro proyecto histórico de pueblo; abrirse a los valores trascendentes; y educar para crear y hacer. La educación tiene que radicarse en el proyecto y en la proyección histórica de Puerto Rico: el de la identidad, el de ser y seguir siendo un pueblo, el de enriquecer nuestra cultura y el de perfilar nuestro ser. La educación tiene que revisar la tabla de valores imperantes que hacen de la gratificación instantánea la aspiración predominante. Los tiempos exigen que el espíritu se eleve. Los tiempos exigen que se comprendan los imperativos del deber, que nuestro viaje por la vida sea una experiencia de crecimiento moral, de modo que al final de la vida seamos mejores seres humanos que cuando comenzamos. La educación para el mañana es la enseñanza para crear y para hacer. La educación para la producción, será aquella que dote al aprendiz de los recursos para moverse de práctica en práctica, a inventar nuevas lógicas productivas, a inventar nuevas avenidas para desenvolverse…”.

El que se incluyeran principios de vida en un evento partidista multitudinario, fue algo que en verdad marcó una gran diferencia. No se trataba de la obsesión por una fórmula de status político, de un catálogo de promesas o de ataques para buscar ganar desde enardecer pasiones. En Muñoz y Rafael, se daba la combinación de lo propio para una campaña, con la profunda lección de vida. Eso tiene vigencia.

Lo sagrado no está en las causas políticas y no hay divinidad en los líderes políticos y religiosos. En el mundo nada es eterno, los partidos políticos pueden evolucionar y los funcionarios de turno son parte de cambios en rutas generacionales. La mejor renovación se logra armonizando a todos; y las causas se engrandecen al fomentar empatía, solidaridad y programas actualizados con valores y principios permanentes. Así, el destello de divinidad surge del buen corazón que va más allá de sí mismo.

En el 2018, el tiempo cuaresmal me hizo ver con más detenimiento la razón de mi decisión política. Toda buena causa, se dignifica en la medida que se enfoca en el bien que pueda hacer a la humanidad. Ante la diversidad de intereses y luchas, la buena causa adquiere mayores dimensiones y alcances en la medida que logra constructivas soluciones salomónicas. La buena causa edifica y se convierte en buena Escuela de Vida en lo aplicable a esa dinámica, en la medida que la persona logra honrar a sus forjadores y bases formativas, y hace valer lo que mejor le define.
                              
·         “¿Qué es ideal? Ideal es toda cosa de bien por la cual se trabaja y se lucha desinteresadamente; ideal es toda cosa de bien que se concibe en el espíritu, se proyecta hacia el porvenir y recluta toda la fuerza del alma para que se logre; es toda cosa de bien que incluye la seguridad de una madre de que sus hijos no van a pasar hambre, y que incluye la paz en el corazón, y que incluye el techo que cobija al ser humano a su paso por el misterio de la vida.
Ideal es todo propósito de bien, que incluye la honda satisfacción de hacer cosas creadoras con humildad y con fuerza de espíritu, y que incluye el vaso de leche que fortifica la salud del niño y la serenidad de quien trata de actuar con justicia y actúa siempre sin pequeñez y sin odio. Ideal es todo propósito de bien que incluye el pan que no le falte al jornalero después de la oración, que es su trabajo sobre la tierra, y que incluye el pedacito de tierra que no se ejecuta y arrebata al labriego.  Ideal es toda cosa de bien, ya sea el alivio del dolor del cuerpo por la ciencia médica o el alivio del dolor del alma por la buena religión”. --Luis Muñoz Marín
                           
·         “Porque Puerto Rico son ustedes, somos nosotros, Puerto Rico es todo lo que nosotros hagamos por él”. –Rafael Hernández Colón

·         “Marcharemos de aquí hacia cada barrio de esta tierra, a reemprender la lucha por el triunfo del Partido Popular, para hacer un Puerto Rico mejor, basado en los ideales que defendió Luis Muñoz Marín. Ideales que unifican y dan propósito a la voluntad de este Partido. Ideales que dignifican la vida humana y que enaltecen a los pueblos. Somos el Partido de la esperanza, siempre lo hemos sido. El Partido de la esperanza que comparten en sus corazones todos los puertorriqueños. Somos el Partido del cambio hacia el futuro; cambiamos la situación en el ’40 y la cambiaremos de nuevo…”. –Rafael Hernández Colón
             
·         “La vida es infinitamente mucho más que el estatus”. –Rafael Hernández Colón
                 





























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