El 6 de junio de 2016, se cumplen 72 años del Día-D, dado en 1944. Ese día
comenzó la Operación Overlord. Es el gran desembarco en las playas de Normandía
para acabar con la Segunda Guerra Mundial. Marcó el inicio de la liberación de
la Europa occidental ocupada por la Alemania nazi. De ahí, grandes líderes
siguen brillando. Ha inspirado historias y personajes heroicos; y ante una
fecha clave, se dice “llegó el Día D”.
Es un tema que puede hacer brotar lágrimas ante el recuerdo histórico de
tanta sangre derramada por la libertad integral y para frenar extremismos y
fanatismos destructivos. ¿Cuántos hubiesen respondido “no” a una misión así?
¿Cuántos responden “no” ante retos de la existencia? Hubo un “sí” de amor y
valor, más allá de sí. Los héroes del “Día D” siguen hablando e inspirando,
jamaqueando conciencias y corazones.
Es un tema que incluso se une a la imagen del Capitán América y trasciende al
tiempo y los conceptos publicitarios y de ficción, en la exaltación del
patriotismo en un mundo creado sin fronteras. Es un tema que nos recuerda que las guerras no son
deseables, pero que cuando hay que darlas por justa causa, se confía en el Dios
de los Ejércitos que bendice los esfuerzos de orden debido, progreso con
equidad y paz.
Valoremos a los héroes de ese tiempo y de tantas otras causas y batallas.
Valoremos a nuestros hombres y mujeres militares y veteranos. Al optar
heroicamente en todo escenario por los principios salomónicos y constructivos,
se confirma que somos llamados a reconocer que cada alma que crece, hace y
siembra el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Dios bendiga al
heroísmo de todos los tiempos.
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