El 8 de noviembre de 2016, los
electores acudieron a votar en Puerto Rico. Cada evento electoral es único y
eso fue acentuado en el 2016 con realidades como una crisis económica y una
deuda que justificó la existencia de una Junta de Control Fiscal.
La realidad de la Junta surgió por una deuda causada
por malas prácticas administrativas, no por el ELA. Pretender culpar al Estado
Libre Asociado (ELA) por la crisis económica y buscar la destrucción de tan
buen sistema democrático-constitucional en base a manipular ese tema, es tan
irracional, como si en un hogar se pretendiese demoler la casa propia que tanto
requirió levantar y edificar, por las fallas administrativas del jefe o la jefa
de familia. Aun así, procede ver lo siguiente: Si alguien comienza a tomar
préstamos sin control, llegará un momento dado en que el banco le dirá que no
le puede prestar. Desde ese ejemplo, en la medida que se dejó caer a la Isla en
el de endeudamiento que originó a la Junta, la gran pregunta es: ¿quiénes salen
ganando con eso?
Desde esa base, veamos unas anotaciones:
1.
Laboré como funcionario de colegio y todo marchó bien.
La armonía entre funcionarios debería caracterizar al rumbo del país como
pueblo unido. Bendigo a todos los funcionarios que estuvimos ahí. En donde hubo
filas es por el tiempo que tomaba la maquina en procesar cada papeleta, pero es
muy superior al sistema anterior manual en que hasta la madrugada no se conocía
un resultado. En verdad el voto manual y escrutinio electrónico fue un éxito.
2.
En el proceso de votación, hubo electores que dañaban
papeletas al votar por candidaturas por más de los candidatos a que tenían
derecho (particularmente en la papeleta legislativa). Hubo casos en que electores
que apoyaban a todos los candidatos de un partido, en vez de votar íntegro,
votaban por cada candidato y dañaban la papeleta. Eso confirmó que se desarrolló
una campaña en contra del voto íntegro en un nivel tan irresponsable, que confundió
y desvirtuó mucho.
3.
Grande es la gratitud al doctor David Bernier, e
insaldable la deuda histórica y de conciencia con él, por haber aceptado ser
candidato a la Gobernación por el Partido Popular Democrático (PPD) en las
condiciones más adversas en vez de guardarse para el 2020. Hay un líder, pero cometió errores. Algunos de los errores
son:
·
Abandonar el estilo diplomático para optar por el
estilo impositivo.
·
Abandonar la defensa del ELA y tomar la ruta de
izquierda, en vez del camino unificador que en el centro hizo realidad las
mayores conquistas con el ELA.
·
Abandonar al PPD para enfocarse solo en Bernier y no
en el voto íntegro. No se educó sobre el significado del voto íntegro y se
constituyó Bernier en un candidato independiente en la columna del PPD. Hubo
momentos en que hasta proyectó aversión al PPD. Muchos
votaron por el PPD por lealtad a la institución aun estando en desacuerdo con
ciertas posturas de Bernier; el Partido superó al candidato.
·
El cambio de insignia como símbolo de abandonar la
base histórica en vez de retornar a lo enseñado por Luis Muñoz Marín. Lo más
que se necesita no es transformación, es restauración.
·
El fomento del discrimen por edad fue doloroso y
evidente.
·
La sobreutilización de Alexandra Fuentes con la idea
de eliminar la Oficina de Primera Dama en vez de presentarse como mujer para
perfeccionar ese rol (tomando en cuenta el brillante trabajo que ha hecho Wilma
Pastrana; y/o recordando la obra y vocación de Inés Mendoza de Muñoz Marín y
Lila Mayoral de Hernández Colón).
·
Las estadísticas electorales y la calle apuntan a que
la mayoría de los electores que abandonan al PPD emigran hacia el PNP; entender
motivos y buscar atraer a esos electores de regreso al PPD es algo que no se
hizo.
·
Cuando se pudo haber ganado, el golpe de la derrota es
más fuerte. Tomar las lecciones de las
elecciones para crecer y mejorar, es el gran llamado. Lo más que se
necesita para lograr eso, es humildad en vez de arrogancia y soberbia,
inclusión en vez de exclusión.
4.
En el PPD y el PNP, los candidatos a Comisionado
Residente fueron mejor favorecidos que los candidatos a Gobernador. En lo
simplista, podría culpar a las candidaturas independientes a la Gobernación de
Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre por la derrota de Bernier, pero no sería lo más
justo ni lo más correcto. Considero que de no haber estado Lúgaro y Cidre,
muchos de esos electores hubiesen buscado alternativas diferentes a Bernier o
no hubiesen votado.
5.
Poco antes de las 9:00 pm en la noche del 8 de
noviembre, la página de la Comisión Estatal de Elecciones presentó, con el
94.2% de colegios reportados, una participación de 55.16%. El porcentaje de abstención
electoral superó al porcentaje acumulado por los candidatos independientes a la
Gobernación. En un país que la participación superaba el 80%, la notable
abstención electoral es un mensaje fuerte y contundente con múltiples causas
que hay que explorar. En mi análisis, se lo adjudico más a la emigración y a
electores decepcionados y contrariados.
6.
¿Cuántos de los que votaron por Cidre y Lúgago y
abstenidos, fueron personas que apoyaron a Pierluisi en la primaria del PNP para
la Gobernación y que hubiesen ampliado la ventaja de Rosselló? Esa es una
inquietante pregunta.
7.
En las elecciones generales se decide sobre las
posiciones de Gobernación, Comisaría Residente, legisladores, alcaldes y
legisladores municipales, no sobre fórmulas de status político. El tema del
status político se atiende en proceso aparte y para que sea válido, requiere
diálogo y consenso. Por ende, el que Ricardo Rosselló y/o Carmen Yulín
(Alcaldesa de San Juan), Jennifer González (Comisionada Residente) o
legisladores con marcadas tendencias ideológicas en ambos partidos principales,
expresen alguna interpretación como un mandato a favor de tal o cual fórmula de
status, sería un error y una injusticia hacia quienes votaron a favor de buscar
mejores formas de gobierno superando lo ideológico.
8.
El PPD obtuvo el control de la mayoría de las
alcaldías. El nivel de gobierno más cercano al pueblo es el nivel municipal. Por
ende, ahora más que nunca hay unas raíces que requieren ser abonadas, y tiene
poderosa vigencia el mensaje de Luis Muñoz Marín y de Rafael Hernández Colón;
regresando a esa base forjadora es que se valida y potencia para el PPD que “¡Somos
el Partido de la Esperanza!”. Me recuerda palabras de Hernández Colón al
regresar a presidir el PPD en 1981:
·
“Será nuestra voluntad cumplir nuestros compromisos
programáticos en toda la medida del poder que tenemos en nuestras manos. ¡Ahora
es que vamos! Será nuestra voluntad proveer un servicio y una administración de
integridad y de excelencia en todos los municipios Populares. ¡Ahora es que
vamos!”
Si partimos del análisis desde
mandato electoral dado en el 2012, es ineludible reconocer que los desaciertos
dados por la administración García Padilla abonaron a un resultado electoral que
fue anticipado por las encuestas. Se puede aplicar lo que dijo Muñoz Marín ante
la derrota del 1968, de que hubo un “estacazo pedagógico”.
En términos del estilo de campaña,
lo mejor de Lúgaro, Cidre y Vargas Vidot (quien prevaleció en el Senado en
forma independiente) es que se puede echar pa’lante sin medios costosísimos. No
es nuevo, ya que con ese estilo, Muñoz Marín con brillantes colaboradores y
esencia de pueblo, fundó al PPD. Se confirmó así que en el siglo 21 se validó
el estilo de Muñoz y de los etiquetados como “estucados”.
Hay taller para restaurar en la
buena zapata del PPD del perfil de la puertorriqueñidad y Pan, Tierra,
Libertad, y para fomentar lo que históricamente realizaba los grandes logros
con el ELA. Para todos, hay taller para hacer y consagrar patria.
·
“La patria tiene el paisaje que amamos,
sus colores y las estaciones, el olor de su tierra que humedece su lluvia, la
voz de sus aguas de quebrada (la de mar es más como la de todas las patrias que
dan al mar); sus frutos y canciones y formas de trabajo y de fiesta; sus platos
de celebración y los austeros y socorridos con que afronta el sustento de todos
los días; sus flores y hondonadas y veredas –pero, por sobre todo, su gente: el
pueblo, la vida, el tono, las costumbres, las maneras de entender, de hacer, de
llevarse unos con otros. Sin eso, la patria es nombre, o abstracción, o a lo
sumo, paisaje. Con la gente, es patria-pueblo. Por eso digo que quienes
profesan amar la patria y desprecian al pueblo sufren un grave enredo de
espíritu. Lo sufren –y no debemos suponer que sea de perversidad o mala fe–
quienes con palabra o por implicación de sus acciones dicen, ‘¡que se salve la
patria aunque se hunda el pueblo!’ El cariño ha de ser a la patria entera, a la
patria-pueblo. ¿Cómo no lo hemos de sentir? ¿Y quién puede decir que hace daño
sentirlo? Es grato al espíritu y es enaltecedor sentir ese cariño. De lo que
tenemos que resguardarnos en el mundo en que vivimos es de confundir el amor a
la patria-pueblo con el concepto fútil de pequeño e ingenuo estado nacional. No
hay mandamiento de ley divina o humana que diga que las patrias tienen que
estar aisladas, ser suspicaces, vanidosas y cerreras, máquinas generadoras de
la desconfianza y del odio entre los seres que pueblan la ancha igualdad que
hizo el Señor sobre la tierra”. –Luis Muñoz Marín
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