No he escrito sobre la candidatura independiente
de Alexandra Lúgaro a la Gobernación de Puerto Rico porque prefiero enfocarme
en los méritos de lo que apoyo en causas y liderazgo. Sin embargo, reconozco
los méritos personales de Lúgaro.
Tiene intelecto y es real y admirablemente
fotogénica. Su biografía indica que es abogada nacida en 1981. Estudió en la
Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico y a los 15 años fue
admitida al Recinto de Río Piedras de dicha universidad, en donde obtuvo su
Bachillerato en Administración de Empresas con Triple concentración en
Finanzas, Mercadeo y Economía y posteriormente su Juris Doctor. En el 2014,
culminó su Maestría en Derecho Español Vigente y Comparado en la Universidad
Complutense de Madrid, y se encamina a completar su Doctorado en Derecho en la
línea de investigación de Estructura Actual y Comparada del Ordenamiento
Financiero y Tributario: Líneas de Reforma.
En términos de experiencia, ha sido Directora
Ejecutiva de las corporaciones América Aponte y Asociados y The Metropolitan
New School of America. Objetivamente, son logros profesionales impresionantes
que capacitan bien. Sin embargo, la preparación y la experiencia son
importantes, pero no lo son todo para gobernar y administrar. Son importantes
también las posturas, los estilos, la tolerancia y respeto hacia los demás, la
capacidad de presentar buenas propuestas y la calidad del equipo de trabajo.
Hoy, al objetarse que se haya identificado
como atea, mi perspectiva es que el ateísmo NO incapacita para administrar,
gobernar, unir y restaurar a un país. De hecho, vivimos tiempos atípicos en que
demasiado odio e interese particulares han surgido de ciertos líderes
religiosos. Es el fanatismo religioso el que más se opone a las enseñanzas de
Jesús, al amor y la paz, la equidad, los derechos humanos
En contraste con los estilos de violencia e
intolerancia, agradezco la sinceridad de Lúgaro en temas como el
fortalecimiento de la educación pública, la equidad de género, la legalización
de la marihuana, y los impuestos a las iglesias. Es respetable lo que ha
presentado como postura oficial:
“Lúgaro ha evaluado los presupuestos de las
principales agencias, estudiado la compleja situación actual, lo que han hecho
países con recursos similares a los nuestros para levantarse, todo con el
propósito de desarrollar una plataforma de gobierno seria y coherente. Se ha
reunido con expertos de todas las ideologías y disciplinas, gente comprometida
con el país que le ha brindado su conocimiento y su experiencia. Viene a
trabajar sin ataduras a individuos o a entidades. Sin miedo a tomar las
decisiones que hay que tomar para levantar este país; decisiones que estarán
basadas en investigación científica y planificación para implementar
estrategias en lo que estima deben ser las áreas de prioridad a ser trabajadas:
reformas al sistema de gobernanza, educación y desarrollo económico”.
Aunque lo más probable es que ella no sea electa
a la Gobernación en el 2016, ya ha hecho historia con suma valentía y creando
precedentes (como haber superado el tortuoso trámite de buscar endosos, y no
depender de costosísimas campañas) y ojalá que a partir del 2017 logre
encaminar bien sus pasos para maximizar sus servicios a la patria. Reconozco y
agradezco la sinceridad de Alexandra Lúgaro, pero para gobernar y administrar
bien no basta con una sola persona.
Se necesita un equipo
de Gobernación, Comisaría Residente en Washington DC, legisladores, alcaldes y
legisladores municipales. En la papeleta, cada insignia representa la historia
que le dio vida a un partido. También significa que, en esa columna, hay un
equipo de candidatos comprometido con la base ideológica de este instrumento de
participación democrática llamado “partido político”, y con sus compromisos
programáticos (que es el Programa de Gobierno para hacer patria). El status
político se atiende en proceso aparte a la elección general.
Con toda sinceridad,
sigo viendo en el Estado Libre Asociado un gran instrumento innovador para
hacer patria, y en la columna del perfil de la puertorriqueñidad y Pan, Tierra,
Libertad, una Casa Grande para unificar. Con ese entendimiento, considero que
tiene razonable lógica que se necesitan gobernantes con la capacidad de hacer
funcionar al ELA como en los tiempos en que la Isla fue vitrina de democracia y
progreso, a la altura del siglo 21. Con ese nivel de sinceridad, reitero que el
ateísmo NO incapacita para administrar, gobernar, unir y restaurar a un país.
Alexandra Lúgaro se proyecta como una gran mujer y es luego de la elección del
2016 que tendrá la oportunidad de comenzar una nueva etapa de patriotismo con
sus dones y méritos. Ante todos, se presenta un futuro inédito y un inmenso
taller creativo.
Oficial: https://www.facebook.com/alugaro/
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