miércoles, 2 de noviembre de 2016

No es cierto que durante más de 50 años Puerto Rico ha tenido “lo mismo” con "rojos y azules”.

Se ha ido generalizando la idea de que Puerto Rico ha tenido “lo mismo” con "rojos y azules”. Aunque se diga eso muchas veces, no lo convierte en correcto. Veamos:

·         En las décadas del ’40 y el ’50, grande y ejemplar fue la obra de justicia social y libertad integral, y estabilidad política con el Estado Libre Asociado; con el liderato de Luis Muñoz Marín y una generación fundadora. Con la enseñanza del voto libre, secreto y limpio, y una obra bien enfocada, la Isla llegó a ser vitrina de la democracia. Se generó deuda, pero era controlada gracias al impresionante desarrollo y progreso. Hubo fortalecimiento cultural y en los años ’60, Muñoz dejó un país bien encaminado con admirables niveles de crecimiento y Roberto Sánchez Vilella fue un excelente administrador que cuadró bien el presupuesto
                     
·         Con la llegada de la administración de Luis A. Ferré se interrumpió la estabilidad que brindaban los mandatos consecutivos del PPD. Aunque se argumente que hubo obra de infraestructura e iniciativas como el Bono de Navidad, comenzó a elevase al deuda y se creó una situación fiscal difícil. Objetivamente, era una situación inmediata que se podía superar por parte de la administración Hernández Colón, pero hubo complicaciones inesperadas de grandes proporciones. 
                       
·         En 1972 triunfó el pueblo unido con el PPD al son de “¡Fuego Popular!” y en 1973 comenzó la administración de Rafael Hernández Colón. La crisis económica mundial de los ‘70 fue causada por el aumento en el costo del petróleo. Incluso Nueva York estuvo al borde de la bancarrota. En esa tempestad, Puerto Rico se logró mantener a flote gracias a medidas administrativas y de austeridad y sus estructuras como ELA; y fueron significativos logros como el aumento en la producción agrícola, el impulso al turismo con la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños, la construcción de nuevas plazas de mercado, la Sección 936 (para crear empleos y promover el desarrollo económico), y más. No fue un “mantengo corporativo” y en un texto escrito por Salvador Casellas, publicado en la página 21 del periódico “El Nuevo Día” del 9 de septiembre de 1980, expone: “Para asegurar la inversión de los fondos 936 en el país, proveer ingresos adicionales al Tesoro y disponer que las empresas manufactureras exentas aportasen al erario, se aprobó en 1976 la contribución del 10% conocida como el ‘tollgate tax’ sobre todas las ganancias de dichas empresas que estas remitiesen a los Estados Unidos mediante dividendos. Esta contribución ya le ha producido aproximadamente $200 millones al erario”.

·         Durante la administración de Romero Barceló, se elevó el desempleo al nivel más alto de su historia. Se confirmó que no es recomendable alterar los incentivos por consideraciones ideológicas. En un mundo competitivo, cada país debe procurar incentivos para progresar y en Puerto Rico, fue la Sección 936 gran herramienta para promover estabilidad y progreso. Con el lema de “¡Ahora es que vamos!”, Rafael regresó a la Presidencia del PPD en 1981 y en 1982 proclamó la “Revolución de la Esperanza”. En 1984 triunfó el cambio para construir. En 1985, RHC educó y logró que la defensa de la Sección 936 fuera una causa y victoria de pueblo.

·         Dijo Hernández Colón en 1985: “Agradezco a don Luis Ferré su valiosa colaboración. Esta reunión tiene un carácter histórico para Puerto Rico en la medida en que los dos líderes de partidos adversarios se unen para atender los intereses de todo el pueblo puertorriqueño”. La foto se convirtió en un ícono para generaciones, sobre el patriotismo que une en las grandes causas. Incluso el presidente Ronald Reagan agradeció al gobernador Hernández Colón por el apoyo para “promover la democracia y el progreso económico en toda la región del Caribe”; porque los grandes propósitos superan las diferencias.

·         El cambio hacia la solidaridad y creatividad productiva, dio como saldo del cuatrienio 1985-88, que en el mensaje de estado de 1988 se informó sobre un crecimiento económico que sigue siendo factor aleccionador. Dijo Hernández: “…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más que en enero de 1985; 29,000 de ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el Producto Nacional Bruto creciera en 1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor que el ritmo de crecimiento de Japón, Alemania, o los Estados Unidos”.

·         Ese progreso no se detuvo. En 1992, la administración del gobernador Rafael Hernández Colón dejó un país con –entre obras y progresos-- una producción en la manufactura que alcanzó un 40% del ingreso neto del país (la firma "Political Risk" catalogó a Puerto Rico como primer lugar del mundo para invertir), la Sección 936 y un gran liderato en el Caribe (para 1991 se habían promovido en la Cuenca del Caribe 92 proyectos que habían generado más de 19,000 empleos, con una inversión que sobrepasó los $640 millones. En 1990 se desembolsaron $206 millones en fondos ELA-936 para proyectos en la región), en turismo se logró el puesto de primer destino en la región, la realidad del Centro Cardiovascular, crecimiento en la producción agrícola (por ejemplo, el café puertorriqueño llegaba a Japón y Europa, y en 1991 el producto agrícola fue récord con $745 millones, 2.4% sobre el '90 y un 22.4% sobre el 1985), el fortalecimiento del patrimonio cultural y arquitectónico, Reforma Educativa, Ley de Municipios Autónomos, el programa PRES para combatir la extrema pobreza, Navieras bien encaminadas y la Isla había logrado ser el quinto país exportador del hemisferio. NO son todos los líderes y administraciones iguales. Eso tiene vigencia.

Al interrumpirse la ruta del buen camino, mucho se afectó negativamente. En la administración Rosselló se incrementó la tendencia de grandes inversiones buscando el impacto electoral sin considerar las consecuencias futuras de costos y niveles de endeudamiento. El término creado de la “deuda extra-constitucional” sigue siendo foco de controversias. Hubo serios daños al no defenderse ante el Congreso la Sección 936. Al perderse el sentido de progreso como pueblo unido, demasiado se perdió y merece consideración también, el tema de los efectos de la corrupción gubernamental. Desde esas realidades, ha sido ardua la tarea para las siguientes  administraciones y la deuda se siguió elevando. No es correcto que durante más de 50 años se ha tenido “lo mismo” porque hubo buenos tiempos y hay que regresar a eso a la altura del siglo 21.

En el 2015, el informe presentado por la economista y exdirectora del Fondo Monetario, Anne O. Krueger, no adjudica la causa de la deuda y la crisis al sistema democrático-constitucional de Estado Libre Asociado, sino a factores de crisis económica y fiscal. No deja de hacer mención del impacto de la pérdida de la Sección 936 y presenta las adversidades (como altos costos y pérdida de población) y las decisiones cuestionables (como el endeudamiento) en el sistema económico. En parte dice:  
·         “The restoration of confidence and growth requires ambitious measures in three inter-locking areas: structural reform, fiscal consolidation/debt restructuring, and institutional reform. All are important, and the exclusion of any one reduces the chances of success of the others”.

En el 2016, la realidad de la Junta de Control Fiscal surgió por una deuda causada por malas prácticas administrativas, no por el ELA. Pretender culpar al ELA por la crisis económica y buscar la destrucción de tan buen sistema democrático-constitucional en base a manipular ese tema, es tan irracional, como si en un hogar se pretendiese demoler la casa propia que tanto requirió levantar y edificar, por las fallas administrativas del jefe o la jefa de familia. Estamos en el mejor momento para hacer del perfeccionamiento del ELA, el Gran Proyecto de País.

Es cierto que hay áreas del status político que pueden ayudar a potenciar el desarrollo económico, como eximir a la Isla de la Ley de Cabotaje. No obstante, hay que recordar los buenos testimonios de progreso con el ELA bien administrado y fortalecido, que tienen vigencia. Es recomendable buscar como proyecto de país la restauración de los instrumentos que demostraron gran efectividad, a la altura del siglo 21 y más allá.
                                                     
La evidencia confirma que no siempre fue igual, que hubo buenos tiempos en que fuimos vitrina de democracia y progreso. El haber abandonado la ruta constructiva del buen camino, la estrategia creadora de empleos y de estabilidad, y la defensa del ELA y de la Sección 936, trajo muy negativos resultados. Hay que regresar a esa ruta. Más que arbitraria transformación, se necesita sabia restauración. Regresar al buen camino es el gran llamado. Adelante.




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