La película “Star Trek, Generations” estrenó el 18 de noviembre de 1994. Fue la primera
película protagonizada por el elenco de “Star Trek, The Next Generation”. La
gran aportación de la serie “Star Trek, The Next Generation”, fue dar un
espacio de continuidad a la fórmula
original comandada por el capitón James T. Kirk. Ambas series fueron creadas
por Gen Roddenberry o presentan el proceso natural de cambio, evolución y unificadora
transición generacional.
Objetivamente, el gran éxito de “Star Trek,
Generations” se debió a la presencia de tres personajes de la serie original
(un clásico, una leyenda viviente): James T. Kirk, Chekov y Scotty. La película fue dirigida por David Carson,
producida por Rick Berman, y el guión fue hecho por Rick Berman, Ronald D. Moore y Brannon Braga. Han pasado años desde
la presentación de la película, y sigo viendo que la muerte de James T. Kirk se
presentó en forma inadecuada y fue negativo recurrir a la muerte de un
personaje icónico para tratar de lograr el avance de nuevas generaciones.
Es cierto que la muerte es parte natural de la vida y
los senderos de fe coinciden en que la muerte no es un final, sino un
principio. Sin embargo, eso no se logró en la película. No obstante, hay algo
aleccionador e inspirador: James T. Kirk (interpretado por William Shatner)
hizo el último sacrificio heroico para salvar a muchos, en soledad, aún con
cierto apoyo del capitán Jean-Luc Picard (interpretado por Patrick Stewart).
Mucho heroísmo ocurre en consagrada valentía y soledad.
Hay ejemplos de batallas en soledad, como, sin
limitarse a, los siguientes:
·
La madre soltera que logra siempre el buen rostro que
da paz a sus seres queridos.
·
El padre de familia que logra que no falte el
sustento, enfrenta retos y al mismo tiempo, logra decirle a la familia que todo
está bien.
·
Los padres que aún ante la complejidad de la
existencia, logran sacar tiempo para dar forma a los recuerdos familiares que
hacen las mayores lecciones.
·
Los niños que no crecen demasiado rápido y se permiten
vivir cada etapa en el buen orden y sanamente, sin dejarse llevar por las
corrientes del montón.
·
Quienes desde la edad dorada, dan testimonio de que
nunca es demasiado tarde, sin temor al corillo de burlas que discrimina por
edad como nunca envejeciera.
·
Los estudiantes que dedicas tiempo a los estudios
mientras otros toman otros caminos quizás placenteros en lo inmediato, pero
menos duraderos.
·
Las almas valientes que no se rinden ante el “moobing” (acoso laboral) y el
“bullying” (abuso) y saben decir no al mal y a la corrupción para perseverar en
lo digno y correcto, aunque se encuentren aparentemente en soledad.
·
Los corazones que cercen y buscan fructificar en el
inenarrable amor de verdad, aunque no siempre reciben la comprensión cabal.
·
Las conciencias libres que no temen a creer en Dios y
buscan agradarle y honrarle, ayudar al enfermo y necesitado, vivificar la fe
con obras y cumplir promesas, que hagan de cada testimonio y bendición un
motivo de luz en el mundo.
·
Quienes asumen responsabilidades de liderato sin
dejarse tentar por la tendencia de trivializar, despechar todo con libretos
memorizados y olvidar el llamado a honrar en el buen servicio al Supremo origen
de todo bien.
Mucho heroísmo ocurre en soledad. No todos comprenden
y nadie está exento de retos, traiciones, abandono, luchas y pruebas. No
obstante, se puede superar hasta el guión defectuoso de ideas estereotipadas,
tal como lo logró James T. Kirk, que ha inspirado crónicas en que resurge tras el final de la mencionada
película, y ha seguido inspirando historias de renacer y nuevas jornadas. ¡Adelante con fe, visión, amor, valor y
honor! El heroísmo real vive, no es imposible, y en el Señor la soledad no es absoluta,
sino prólogo. Tiene que ser real el heroísmo humilde, efectivo y triunfante.
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