miércoles, 21 de diciembre de 2011

“Echar pa’lante”

Dice un reportaje: “El Banco Popular de Puerto Rico (BPPR) está sufriendo estas Navidades una de las peores caídas en sus acciones”. Mi comentario es:



La Ley de Siembra y Cosecha aplica a todos por igual. Grande es el principio de que a quien mucho se le da, mucho se le exige. Está bien la iniciativa del Banco Popular de “Echar pa’lante” y el apoyo al mejor talento del país, pero hay que ver todo.



Hay que ver que no es solo publicidad (aunque una canción o campaña pegajosa pueda fijar unos pensamientos positivos); se necesitan alivios reales y soluciones concretas (pensando en quien pierde el ingreso, en quien el dinero no le rinde, en quien sufre, en el empresario que tiene pérdidas, en fin, en todos; con la conciencia de que en todo escenario no es imposible vivir y fructificar en el cristianismo de verdad).



Hay que ver también los señalamientos de monopolio y lo cuestionable. Hay que ver también, sin limitarse a, la forma en que se cobran intereses, hay largas filas en las sucursales, personas pierden sus hogares, y se señala que en el BPPR buscan beneficios de los funcionarios gubernamentales de turno a toda costa. Procede la exhortación de que se esmeren en corregir lo que genere quejas en los clientes, y maximizar todo lo positivo que coloque a la banca puertorriqueña a la vanguardia como parte necesaria del desarrollo y progreso de la patria.



Los bancos son importantes desde el primer ahorro de niños y de los jóvenes que comienzan en el mundo laboral, hasta las grandes inversiones como la casa, el auto y las obras de infraestructura.



Ante todo lo bonito y puro que aflora en el tiempo navideño, confirmaba que es recomendable para la banca procurar constantemente el sabio crecimiento integral, lo que es armonizar salomónicamente los propósitos e intereses que están sobre el tapete. Eso es comprender que todos ganan en un país con progreso y bienestar para todos, y dar a la frialdad de los números el contenido vital, sensible y definitorio de que tras cada cifra hay seres humanos.



El tiempo navideño es gran momento para redescubrir que en Belén nació el Rey de Reyes que dio en sus enseñanzas para todas las generaciones, el balance perfecto de la vida en abundancia, en que se puede cumplir los deberes ciudadanos y afirmar el respeto mutuo con la mejor base de fe y fidelidad. Dios ilumine a todos. 

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