sábado, 24 de diciembre de 2011

Gracias…

Hoy 24 de diciembre de 2011: El menú de almuerzo en casa es guanimos con bacalao. La mejor sazón es la presencia de mi madre y mi hermano.



No establezco que sea el escenario ideal en todos los detalles, pero es importante dar gracias por lo que se tiene –aún con imperfecciones, ¿pero quién es perfecto(a)?- para abonar al terreno para el logro de lo pendiente.



La realidad es que las familias y almas reales no son como lo que se ve en tradicionales películas y series de televisión, y los “finales felices” (entre comillas porque el verdadero “final feliz” no marca un final, sino un principio) tienen que armonizar contrastantes factores y no se encajonan en clichés y estereotipos.



La agenda para forjar una nueva realidad requiere mucho más de lo que pueden contener mis palabras. Cada cual constituye un libro particular que requiere atención particular. El principio básico es que lo que mejor nos define es lo que vivimos. Así, busquemos más del Resucitado que cumple años.



Al escribir en esos términos sencillos, sin entrar en detalles para dejare lo más profundo ante el Señor, veo que procede lo siguiente:



·         Ante los retos, reafirmar los motivos de fe y gratitud.



·         Ante complejas realidades y lo aún no logrado, reafirmar la decisión de perseverancia y el deseo de cumplir una gran promesa.



·         En la distancia, le dedico un saludo especial a mi hermana y mis sobrinos.



·         En mis silencios, reafirmo las oraciones por lo tan definido y que ha originado palabras como las siguientes: “Cuando la tierra prometida parece más distante, renunciar no debe ser opción. Tiene poder real lo que se dice de que lo imposible para el hombre es posible para Dios. Es lo que venciendo retos y afirmando la razón de ser de la visión consagrada de pacto (promesa), supera la prueba del tiempo por todo lo que es más. Adelante…”.



·         Dedico un salud especial a toda persona que enfrente crisis, soledad o sienta que no está en un orden debido (aún comunicando a los demás todo lo contrario), para que se redescubra y vea al amparo del Creador que no es demasiado tarde para redefi9nir la ruta, romper moldes y vivir milagros.



Navidad es el cumpleaños de Jesucristo. El espíritu navideño lo he visto como caja de regalo que cada cual tiene dentro y la abre o la deja cerrada, pero no procede el manipulador libreto de “todo depende de ti”; procede más: un nuevo nosotros.



Refirmo mi perseverancia por el cumplimiento de una promesa. Que cada cual defina, ante sí y el Señor, lo que mejor le infunda paz real. Regalemos a Jesucristo una vida guiada por amor y vivida en sabia razón. Dios ilumine a todos. Gracias...

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