sábado, 17 de noviembre de 2012

¿Qué hacer ante la hipocresía?


En “wikipedia”, se define “hipocresía” como “un tipo de mentira o pantalla de reputación”. Dice también: “La hipocresía es como la mentira, porque pretenden ser alguien que no son engañando a los demás, una persona que hace eso se considera como hipócrita”.

           

Son múltiples las manifestaciones de la hipocresía, desde el saludo falso y artificial que ofende, hasta el mensaje fúnebre que sin conciencia ni corazón, empaña todo. Cada persona que lea estas palabras, podrá ampliar la definición con adjetivos y ejemplos. Algunos ejemplos de hipocresía son:

 

• Pedir ayuda a alguien, agradecer la misma y luego, que no le tiemblen los ojos para mirar hacia otro lado o traicionar cuando a esa persona necesita ayuda o apoyo. Manipulan lo de “ojos que no ven, corazón que no siente”.

                                               

• Disfrazar de ejercicio de “socialización” el seguir la corriente o a donde sople el viento, aunque pueda significar deslealtad a valores y principios mayores. Son capaces de unirse al robo de ideas y a la corrupción, al “moobing” (acoso laboral) y al “bullying” (abuso) para buscar “beneficios”.

 

• Pretender al son de regalos y de tratar de comprar lealtades, echar arena en los ojos para que se validen o no se vean las malas actuaciones.

 

• La dinámica en programas de chisme y farándula de perseguir y juzgar a otros sin primero dar ejemplo de dignidad, humanidad, excelencia y respeto.

 

• En la dinámica laboral, aparentar solidaridad y que se respetan los méritos, para luego menospreciar y maltratar al servidor serio, decente y cumplidor que no está dispuesto a decir sí a todo. Son capaces de tergiversar y adulterar los medios de promoción al empleado, para premiar a quien dice sí a todo y castigar al buen empleado por la vía de la presión, la humillación, la exclusión y la marginación.

 

• En tiempos de campaña política, aparentar unas cosas para luego de llegar a las posiciones electivas, vivir otras.

 

• En la dinámica religiosa, hablar de amor y no vivirlo en tolerancia y solidaridad.

 

En fin, la hipocresía es la falsedad en su máxima expresión; es el engaño en que la persona se corrompe y se prostituye por un fin, sin pensar en los daños que pueda hacer a los demás y a sí misma.

 

Son capaces de hasta convertir el sano ejercicio de una Invocación mañanera, en un medio para criminalmente, en vez de buscar una constructiva evolución positiva, buscar aparentar y seguir en los mismos males.

 

Objetivamente, la hipocresía que en fechas especiales (como San Valentín, Navidad, Semana Santa y otras) puede tratar de ocultar persistentes engaños y heridas en vez de fomentar honrar lo santo y unificador, equivale a abofetear al Señor.

 

¿Qué hacer ante las manifestaciones de la hipocresía que son seguir la tabla invertida de valores en que lo malo es bueno y lo bueno es malo?

 

El hipócrita no está exento a la Ley de Siembra y Cosecha, aunque al enfrentar las consecuencias de sus actos, trate de victimizarse y proyectar que se crece ante la adversidad o argumente que siempre llega el golpe cuando todo parece estar bien.

 

Jesús enseñó que con la vara con que midamos, seremos medidos; y supo señalar a los hipócritas como “sepulcros blanqueados”.

 

Es la decisión por un cambio de verdad, restaurar y reparar daños de verdad, y hacer todo en mejor forma, lo que extirpa al germen de la hipocresía. Ante los hipócritas, no procede el arrastre o la rendición, sino levantarnos:

 

• Optar por buscar desde las oraciones y los sabios consejos, las fuerzas que van más allá de uno mismo, para poder dar testimonio de luz y verdad. Si llora a diario y son mayores las lágrimas que no corren, lea las bienaventuranzas en la Biblia y recuerde que Jesús mismo enfrentó la persecución y venció; como inspiración y motor para nosotros vencer en El y con El.

 

• Optar por lo correcto, aunque haya momentos de soledad. Hay heroísmo que se manifiesta desde la aparente soledad. Si siente debilidad, no se sienta mal. Hubo momentos en que Jesús sintió debilidad, sudó y hasta lloró. La Resurrección nos dice que El está vivo y que podemos renacer y reverdecer en El y con El.

 

• En vez de la hipócrita conducta de seguir con oportunismo a donde sople el viento o caer en burlas, saber tener la valentía y el honor para ser firmes.

 

• Ser humanos, cristianos y solidarios de verdad. Ser “cristiano” no es religión, un género musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es ser perfecto o inmune a lo que afecta al mundo. Ser “cristiano” es ser creyente; lo que infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y hacer.

 

• Defender a lo que inspira el más puro amor.

 

• Saber optar en ocasiones por el silencio para no herir o agravar; y saber abstenerse de participar en ciertos eventos, no por sentirse superior, sino para no avalar con la presencia lo negativo. Igualmente, saber hablar con justicia y decir presente en lo meritorio, aunque se traten de levantar los hipócritas en contra.

 

• Sobre todo, buscar agradar al Creador en todo pensamiento y obra, ya que eso infunde la paz de estar en el bien. Decidir ser sinceros y genuinos; que cada saludo, gesto y mensaje transmita sana conciencia, puro corazón y visión trascendente. Optar por sembrar y perseverar. Afirmar la creatividad, responsabilidad y productividad; creciendo, haciendo y fructificando para Dios y no para hombres.

 

Lo anterior es un punto de partida, pero habrá quien lea este mensaje y piense que es demasiado difícil y que pueda la hipocresía dar sus frutos inmediatos. Ante eso, mi recomendación es reconocer que hay más de lo que se ve a simple vista, que lo que llega mal tiene peores resultados, y que existe un Dios que sí ve y entiende todo.

 

Jesús combatió la religiosidad sin esencia real y sacó a los mercaderes del templo que sin duda vivían la hipocresía. ¡Emulemos ese valor! Como he escrito: “Prefiero enfrentar las consecuencias edificantes de la honestidad, que recibir los aplausos ciegos que se dan a las mentiras agradables”. Por todo lo que vale la pena seguir adelante, ¡Adelante! Dios ilumine a todos.

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