lunes, 25 de julio de 2016

¡Celebrar al ELA es Creer en Puerto Rico y Hacer Patria!

                                     
·         “Con fuerza en la voluntad y luz en la cabeza y paz en el corazón puede hacerse un destino que sea de vida y no de destrucción”. –Luis Muñoz Marín

Celebrar al Estado Libre Asociado es celebrar una gran conquista de pueblo y una gran base de presente y futuro. Los pueblos que reconocen y fomentan sus logros, son pueblos con mejor capacidad de unificación y crecimiento integral.
                      
Es al extremo irresponsable culpar por todo mal a la fórmula de status político y como muestra, en Estados Unidos no se hubiese concebido el destruir todo su sistema democrático-constitucional por los embates de la crisis del petróleo, conflictos como Vietnam o Watergate, o sucesos como el 9-11 que sigue teniendo impacto.
                                                           
El ELA es fruto del más democrático y admirable proceso y es mucho más que las consideraciones partidistas, las agendas personales e ideológicas, y las decisiones y actuaciones de funcionarios y administraciones de turno. Lo significativo es que el ELA tiene gran historia por las esencias de pueblo y patria. La realidad es que el ELA es ampliamente reconocido y validado. El líder y maestro Rafael Hernández Colón lo afirma muy bien en el libro “Contra viento y marea”:
·         “Puerto Rico fue el primer país cuya descolonización se reconoció por la ONU bajo la alternativa genérica de libre asociación. Ese reconocimiento que se llevó a cabo bajo la Resolución 748 (VIII) en 1953, siguió criterios de legitimación que aparecían en lo que entonces se conocía como la Lista de Factores”.
                                                   
Explica Hernández Colón en ese libro:
·         “A principios de la década del 60 se aprobaron criterios parecidos a los que contenía la Lista de Factores bajo la Resolución 1541 (XV) que condujo los trabajos del Comité de Descolonización que se constituyó en 1960.  En 1970 se aprobó la Declaración de Principios de Derecho Internacional Respecto a Relaciones Amistosas y Cooperación entre los Estados de Acuerdo con la Carta Orgánica de las Naciones Unidas (Resolución 2625 (XXV), que reconoce que ‘cualquier forma de status político libremente determinado por un pueblo, constituye un modo de libre autodeterminación de ese pueblo’. Esta le otorgó mayor liberalidad al pragmatismo seguido por la ONU en el reconocimiento de la libertad de los pueblos para moldear la asociación que deseaban. Dado  que el ELA ya estaba reconocido como no colonial por la ONU, yo no tenía duda de que, cualquier ensanchamiento autonómico del mismo, acrecentaría su reconocimiento y por tanto tendría legitimidad en el derecho internacional”.

El ELA provee una Constitución ejemplar, y como pacto democrático ha funcionado. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha considerado pertinente revisar términos de ese pacto para dar mayores poderes a la Isla en temas controlados por el nivel federal.
                                                               
Eso NO significa eliminar el pacto o que no sirva, sino perfeccionarlo. En la medida que la empatía, la generosidad y el patriotismo prevalezcan en forma sabia y salomónica, redescubriremos la gran herramienta de estabilidad y progreso que es el ELA en la base de perfeccionar la unión permanente de Puerto Rico con Estados Unidos.

Los movimientos migratorios dan serios mensajes (seamos sinceros: el gran número de boricuas en el norte y el verse la nación norteamericana como destino natural, supera teorías y plantea el superar el insularismo y crecer en forma integral), por lo que se trata de una unión que trasciende la juridicidad en lo humano y requiere trascendencia en la obra que al fomentar constructiva autoestima, unificadora autosuficiencia y edificante productividad, nos haga mejores aliados de Estados Unidos.

Aunque el ELA no es colonia y es una alternativa válida y aceptable, genuinas inquietudes, ciertos niveles de insatisfacción y serios problemas socioeconómicos que requieren todo lo mejor de talentos solidarios e intelecto edificante, confirman que se necesita un proceso de diálogo y mecanismos como una Constituyente para poder llegar a un punto en que se respete la voluntad democrática en el debido proceso.
                             
Recordemos que el gran ideal NO está en una fórmula de status político, sino en la inmensa obra humana a desarrollar. Los logros del ELA no son un recuerdo nostálgico pasado, son la zapata que nos llama hoy a edificar más. Es la base de la verdad y la sana autoestima, lo que nos convoca a realizar las hazañas del siglo 21 con la misma fuerza de pueblo unido y visionario con que una vez dijimos “Manos a la Obra”.

El caso de Puerto Rico no es de naturaleza colonial, sino de buscar perfeccionar su realidad. No se trata de que el ELA no sirva. La evidencia confirma que el ELA sirve y es buena zapata para construir. Se trata de atender temas pendientes y actualizar lo iniciado al crearse el ELA, en temas como la Ley de Cabotaje, elevar a rango constitucional la autonomía municipal, y otros.

Los propósitos de crecimiento, autosuficiencia y potenciación, pueden armonizar en atesorar la gran zapata que es el ELA. Lo que hace a algo es su esencia y no un nombre. ¿Creemos o no creemos en Puerto Rico? Con el ELA somos innovadores. 

Con toda sinceridad, hasta 1992 Puerto Rico iba en el buen camino: Había logros como la descentralización, la municipalización, la internacionalización y reales índices de crecimiento socioeconómico, e incluso llegó a ser el quinto país exportador a nivel mundial. Fue apartarse de esa ruta y no la naturaleza del ELA, lo que creó la crisis que hay que solucionar. Se puede echar pa’lante con el ELA, que sigue vigente y funcional; son ciertos funcionarios de turno disfuncionales los que no cuadran con eso.

La realidad de la Junta de Control Fiscal surgió por una deuda causada por malas prácticas administrativas, no por el ELA. Pretender culpar al ELA por la crisis económica y buscar la destrucción de tan buen sistema democrático-constitucional en base a manipular ese tema, es tan irracional, como si en un hogar se pretendiese demoler la casa propia que tanto requirió levantar y edificar, por las fallas administrativas del jefe o la jefa de familia.

Afortunadamente la base que da vida al ELA, es más que funcionarios de turno. En tiempos retadores, celebremos afirmando que renunciar no es opción, que perseveramos con valor y heroísmo, y que creemos en Puerto Rico. Celebremos que el ELA no es colonia, que el ELA es Puerto Rico. Celebremos con la decisión y determinación de recuperar los tiempos de progreso integral y con equidad, con el ELA. Adelante para hacer y consagrar patria. Adelante con el ELA.

·          “En Puerto Rico nos sentimos profundamente orgullosos de la aportación al pensamiento político de América que significa el Estado Libre Asociado. Nos sentimos orgullosos como puertorriqueños y como ciudadanos de Estados Unidos. El Estado Libre Asociado es creación del espíritu de ambos pueblos. La capacidad de ambos para desarrollar nuevas formas políticas; la disposición de Estados Unidos, tan claramente demostrada en el caso de Puerto Rico, de respetar y respaldar los deseos democráticamente expresados por un pueblo –aún llegando a adoptar nuevas formas e instituciones en su manera tradicional de federalismo- hacen que se ahonden nuestra confianza en nosotros mismos como puertorriqueños, nuestro afecto por el pueblo de Estados Unidos, nuestro respeto por la libertad que simboliza, sostiene y genera. No es libertad rutinaria. No es libertad incrustada en rígidos moldes jurídicos. Es libertad creadora de nuevas dimensiones de libertad”. –Luis Muñoz Marín.  
                        
·         “La creación del Estado Libre Asociado fue la culminación de una centenaria tradición autonómica que lanza su primera palabra con el obispo Arizmendi en la Catedral de San Juan y con Ramón Power en las cortes de Cádiz. Esa idea se ennobleció con sacrificio de los mejores de nuestros mayores. Hoy seguimos recordando con el más profundo respeto a aquellos hombres que arrastraron la persecución, la cárcel y el exilio en defensa de nuestros intereses y nuestros derechos.
Y, entre ellos, tenemos hoy nuestro primer recuerdo para el hombre que finalmente pudo dar forma y poner por obra las ideas de libertad y de justicia que venían madurando a lo largo del tiempo el líder, el arquitecto de una nueva esperanza, Luis Muñoz Marín. Nosotros somos la continuación de esa historia y esa historia no puede perderse...
Una nueva dimensión de soberanía necesaria para que un país como Puerto Rico vinculado con los Estados Unidos a través de la común ciudadanía, pero con historia, cultura y circunstancias diferentes, pudiera enfrentarse a los más graves problemas de pobreza extrema y superarlos adquiriendo un nivel de desarrollo que no ha sido igualado en toda la América latina.
Una nueva dimensión de soberanía que brinda a las libertades civiles de los puertorriqueños las protecciones de dos constituciones: la constitución americana y la constitución del Estado Libre Asociado. Doble protección para el pleno disfrute de todos los derechos constitucionales que proceden de la común ciudadanía de los Estados Unidos de América…
Su carácter autónomo está plenamente reconocido. Ya no puede haber dudas sobre su soberanía dentro del sistema federal...”
--Rafael Hernández Colón

                                          


















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