martes, 11 de octubre de 2016

Recordando al licenciado y ex-legislador Samuel Ramírez Torres.

En 1983, estudiaba en Ponce High y en una clase se me asignó un trabajo que consistía de unas entrevistas. Mi madre me habló de un Representante que hablaba bien por radio y que era natural de Peñuelas. Fui con ella a una emisora en que él participaba en un panel. Al terminar, accedió a contestar mis preguntas y fue ahí que hablé por primera vez con el legislador Samuel Ramírez Torres.  

Le decían el hombre del bigote y el bastón por su imagen única; su proceder era con gran propiedad, al estilo de los caballeros y próceres del tiempo en que nacía desde Ponce el ideal autonomista. Samuel Ramírez fue electo Representante por primera vez en 1980, por el Distrito 23 (en Ponce, le tocaba el Precinto 55, hoy llamado Precinto 60). Había sido Presidente de la Delegación de Ponce del Colegio de Abogados de Puerto Rico. Se destacó como gran orador, excelente legislador y efectivo debatiente. En ese cuatrienio de 1981-84, fue notable su participación en la Comisión que investigó la corrupción; y que presidió la Comisión de lo Jurídico Penal de la Cámara.

Popularizó aquello de “cójanme esa gata por el rabo” para acentuar algún punto. Con el lema de “Calidad Probada” fue reelecto en 1984 y ya era reconocido y admirado en el país. En el cuatrienio de 1985-88 llegó a ser Vicepresidente de la Cámara de Representantes. Samuel tuvo un gran recuerdo y siempre recuerdo que al visitar el abandonado y ruinoso cementerio de los próceres de Ponce, que se visualizaba restaurar, el entonces gobernador Rafael Hernández Colón le hizo a Samuel preguntas de historia ante la prensa y visitantes, y éste le respondió con gran conocimiento. Hoy ese cementerio es el Panteón nacional Román Baldorioty de Castro.

Siempre se identificó como autonomista, y respetaba la disciplina en el Partido Popular Democrático. En 1992 Samuel culminó sus servicios al pueblo desde la Legislatura, pero siguió ejerciendo su profesión en su oficina en la Calle Estrella de Ponce y llegó a ser asesor legal en el Gobierno Municipal Autónomo de Ponce. Desde la realidad humana con virtudes y defectos supo obrar bien. Triste fue enterarme de su fallecimiento el 11 de octubre de 2016.

Muchos recuerdos surgirán de Samuel Ramírez y ciertamente él supo escribir brillantes páginas de la historia. Siempre recuerdo que en 1980, cuando aún no tenía edad para votar, la muerte de Muñoz Marín captó mi atención para estudiar sobre el prócer y me convenció el mensaje de Rafael Hernández Colón. Escuchar los mensajes y debates de Samuel Ramírez, fue para mí uno de los primeros educadores en ese mundo y hoy puedo afirmar que no todos los políticos y líderes son iguales.

Mi madre y Samuel ya han partido al cielo. De tanto más que podría escribir sobre la trayectoria y obra de Samuel Ramírez, prefiero destacar de aquel sol de 1983 en la emisora al terminar un programa radial, cómo ese Legislador tuvo la paciencia para atenderme sin cita previa y desarrollar la comunicación educativa con el estilo que siempre le caracterizó. Sigamos la ruta que desde cada vocación, educa con lo que se vive. Gozo eterno para Samuel, paz para su familia, y sabiduría para quienes seguimos perseverando en los caminos que llaman a la constante evolución y crecimiento.  







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