viernes, 10 de febrero de 2017

La llegada de Oscar López Rivera y Puerto Rico…

El jueves 9 de febrero de 2017, llegó en la forma más inusual y sorpresiva a Puerto Rico, el confinado a quien se le conmutó la sentencia, Oscar López Rivera. Para unos es un patriota, para otros es una persona talentosa que tomó una ruta equivocada por lo que identifica como “ideales”. Ciertamente la forma en que quienes escoltaron a Oscar en el aeropuerto, trataban de impedir que se tomaran fotos y videos, y fruñían el ceño, generó serias interrogantes. Todo confirma que el país necesita ver el contexto histórico:

En 1932, Pedro Albizu Campos participó en el proceso electoral de Puerto Rico. Frustrado por el fraude masivo dado en ese evento electoral, Albizu Campos abandonó esa ruta política y optó por la lucha armada. Fue un error, ya que luego de esa fecha, hubo reformar electorales y el establecimiento de un sistema democrático-constitucional que hicieron innecesaria la lucha armada.

En la historia, hay casos en que la lucha armada es necesaria para la liberación de los pueblos. En la Isla, en el siglo 20 el concepto de la lucha armada por un “ideal” se empleó para tergiversar lo que significa ideal, ocultar la incapacidad para convencer, ignorar la voluntad del pueblo y buscar imponerle una ruta al país sin medir consecuencias. Así, lo que pudo verse con metas de redención, se convirtió en terrorismo.

Oscar López Rivera fue uno de los que se identificó con esa causa, en que personas con intelecto y talentos tomaron la ruta equivocada y justificaron al terrorismo.  En el 2017, al completarse dos cuatrienios consecutivos del presidente Barack Obama, el saldo con relación a Puerto Rico fue complejo y con contrastes.

En lo humanitario, ciertamente la gran aportación de Obama fue la liberación de Oscar López. Unos ven que fue un preso político y otros ven que fue un político preso. Hay quienes emplean la foto de Oscar con blanca cabellera y mirada piadosa para tratar de indicar que fue un pacifista encarcelado por su ideología y que nunca disparó un arma en contra de persona alguna. La verdad es otra: fue miembro de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN; organización terrorista violenta que nunca fue apoyada por el pueblo puertorriqueño).

Se le imputó a Oscar el delito de conspiración sediciosa, que en su caso significa querer derrocar el poder de Estados Unidos sobre Puerto Rico. Se dice que nunca se le ha vinculado a los atentados de las FALN que causaron muertes, pero es innegable que fue parte de esa organización, que empuñar un arma no es la única forma de cometer un crimen (haya cerebros), y que la falta de evidencia no siempre es signo de inocencia.

De hecho, al momento de su captura, Oscar no rechazó acusaciones, y nunca mostró arrepentimiento. Oscar reclamó la condición de "prisionero de guerra". Para eso, argumentó que el Protocolo I de la Convención de Ginebra de 1949, le reconoce como "prisionero de guerra" por lo que ve como “ocupación colonial”. Fue un juego de palabras, partiendo de una teoría que no es aplicable a Puerto Rico, para justificar sus actos y el intento de imponer por encima de la voluntad democrática.

La realidad objetiva es que, aunque el mejor destino y la voluntad democrática de Puerto Rico tienen una ruta diferente a la causa de Oscar, lo humanitario es más que lo político; cumplió la pena debida (habiendo sido parte de la FALN con métodos cuestionables e injustificables) y la conmutación de la sentencia de Oscar no debe manipularse para ignorar lo que humaniza, tratar de imponer rutas equivocadas, o dividir más al país.

Desde el nuevo perfil pacifista atribuido a Oscar y su vena artística, deben prevalecer la sensibilidad y la capacidad de amar a Puerto Rico sin cainismo ni egoísmo, con generosidad y el patriotismo democrático que hace un gran hogar. Que descubran Oscar y muchos la real democracia que supera extremismos.

Los hechos históricos no se pueden cambiar, pero se puede evolucionar, aprender y crecer. Eso se logra reconociendo los hechos tal como son (en que hay que asumir responsabilidades por los actos) y descubriendo que el verdadero patriotismo no está en el terrorismo, sino en el humanismo (en que la buena fe se define con buenas obras, misericordia, buen corazón y capacidad de discernimiento).

Los desaciertos de la administración Obama en el tema político de Puerto Rico y otros detalles, así como los logros de esa administración y el amor a la Isla atribuido a Oscar López, pueden coincidir en el llamado a fomentar un nuevo patriotismo. Porque nadie progresa en una tierra en escasez y confrontación, en conflictos y abusos, el nuevo patriotismo debe estar fundamentado en la democracia, la inclusión, la paz integral (máxima evolución material y espiritual), la equidad y el pleno progreso socioeconómico para todo Puerto Rico (superando el cainismo, los pequeños intereses y el modelo del centralismo) con justicia social, fe definida con buenas obras y humanismo, y dignidad.

·         “Y eso es patriotismo, el Nuevo Patriotismo, el que comprende la unidad de propósito como factor indispensable para la prosperidad”. –Rafael Hernández Colón
                                            
·         “¿Qué es ideal? Ideal es toda cosa de bien por la cual se trabaja y se lucha desinteresadamente; ideal es toda cosa de bien que se concibe en el espíritu, se proyecta hacia el porvenir y recluta toda la fuerza del alma para que se logre; es toda cosa de bien que incluye la seguridad de una madre de que sus hijos no van a pasar hambre, y que incluye la paz en el corazón, y que incluye el techo que cobija al ser humano a su paso por el misterio de la vida.
Ideal es todo propósito de bien, que incluye la honda satisfacción de hacer cosas creadoras con humildad y con fuerza de espíritu, y que incluye el vaso de leche que fortifica la salud del niño y la serenidad de quien trata de actuar con justicia y actúa siempre sin pequeñez y sin odio. Ideal es todo propósito de bien que incluye el pan que no le falte al jornalero después de la oración, que es su trabajo sobre la tierra, y que incluye el pedacito de tierra que no se ejecuta y arrebata al labriego.  Ideal es toda cosa de bien, ya sea el alivio del dolor del cuerpo por la ciencia médica o el alivio del dolor del alma por la buena religión”. --Luis Muñoz Marín

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