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“No hay soledad en el alma si hay riqueza en el
espíritu” –Luis A. Ferré.
Luis A. Ferré nació
el 17 de febrero de 1904. Recordar lo positivo y salomónico en Ferré, es reconocer
que hay algo del infinito amor de Dios en cada alma que opta por sembrar y
hacer el bien. El Museo de Arte de Ponce e iniciativas justicieras como el Bono
de Navidad y títulos de propiedad a parceleros hablan del legado positivo de
Ferré, pero hay otros dos testimonios:
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La historia nos dice que cuando Luis Muñoz Marín fue
recibido en un evento multitudinario en 1972, el prócer solicitó que no fuera
abucheado el entonces gobernador Luis A. Ferré, “por su historia y por su
cargo”. Esa lección de respeto y sana convivencia en la Isla que es hogar para
todos, es a todas las generaciones (es bíblica la enseñanza de que un pueblo
dividido no puede progresar; lo que no implica anular la diversidad, sino
explorar en los puntos de divergencia, las áreas de convergencia por el bien común).
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En la página 2 del periódico “El Reportero” del 13
marzo 1985, aparece el reportaje sobre la histórica reunión del entonces
gobernador Rafael Hernández Colón y el ex-gobernador Luis A. Ferré con el
secretario del Tesoro de Estados Unidos James Baker, en defensa de la Sección
936, para promover el desarrollo y evitar la pérdida masiva de empleos. Nadie
gana en un país estancado y dividido. Dijo Hernández Colón en ese reportaje de 1985: “Agradezco a
don Luis Ferré su valiosa colaboración. Esta reunión tiene un carácter
histórico para Puerto Rico en la medida en que los dos líderes de partidos
adversarios se unen para atender los intereses de todo el pueblo
puertorriqueño”. La foto se convirtió en un ícono para generaciones, sobre el
patriotismo que une en las grandes causas. Incluso el presidente Ronald
Reagan agradeció al gobernador Hernández Colón por el apoyo para “promover la
democracia y el progreso económico en toda la región del Caribe”; porque los
grandes propósitos superan las diferencias. El cambio hacia la solidaridad y
creatividad productiva, dio como saldo de ese cuatrienio, que en el mensaje de
estado de 1988 se informó sobre un crecimiento económico que sigue siendo
factor aleccionador. Dijo Hernández: “…hoy trabajan 126,000 puertorriqueños más
que en enero de 1985; 29,000 de ellos jóvenes… Hemos hecho posible que el
Producto Nacional Bruto creciera en 1987 a un ritmo de 5.1 por ciento –mayor
que el ritmo de crecimiento de Japón, Alemania, o los Estados Unidos”.
Hoy las hazañas se pueden igualar y
hasta superar, si hay visión y solidaridad a la altura de la conciencia de
mundo sin fronteras y los adelantos creativos del siglo 21.
Dios emplea los medios que El desea
para responder y edificar. Cada alma que decide obrar y
sembrar bien, pasa a ser
instrumento de Él y canal de bendición. Recordemos positivamente a
Luis A. Ferré. Dios ilumine a todos en la vida como causa de amor.
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