Sentarme ante la
computadora para redactar unas palabras de reconocimiento a Roberto Gómez
Bolaños, “Chespirito” (quien supo fructificar y formar un gran equipo de
talentos), al recordarse y celebrarse su vida y trayectoria en su natalicio,
trasciende mucho. Objetivamente, se conoce a una personalidad del nivel de
Chespirito a través de los personajes y muchos nunca logran establecer una
directa comunicación con la persona con tantos dones, pero hay más:
Existe el principio de
que a mayor cercanía con la persona admirada, se va confirmando su realidad
humana que supera toda idealización. Sin embargo, sus personajes fueron sano
entretenimiento y escuela der valores.
Cuando veo sus
programas, es volver a ser niño y vivir los días cuando los vi por primera vez,
y su presentación en Puerto Rico. Fue en la década del ’70 en Ponce y aunque
hay detalles que se escapan de mi memoria, recuerdo con gran aprecio a mis
padres y cómo tantos niños y familias llenaron el coliseo Pachín Vicens de la
Ciudad Señorial. No tuvimos los recursos económicos para pagar asientos
cercanos a la escena, pero la magia única tocaba bien a cada espacio del lugar.
Doy gracias a mis padres por haber hecho posible esa vivencia y por tanto, ya
que es cierto el pensamiento de que tal amor es lo más cercano al amor de Dios.
Son recuerdos que pueden permitir que se asome la lágrima emotiva que es como
rocío.
Hoy mi padre ya ha
fallecido y mi madre sigue viva como milagro real de Dios. Recordar aquella
presentación y aquellos programas, es ver también el entrono de detalles en la
casa y la escuela, en la etapa de inocencia que la imaginación edificante no
tiene límites, la sonrisa es pura y el amor y honor a los padres es gran base
de valores y energías potenciadoras. ¡Qué mucho se necesita esa base en la
adultez!
¡Qué mucho se necesita
de la humildad del Chavo del 8 en el mundo real para crecer en la realidad de
que todo lo mejor del ser humano nace y se manifiesta
desde la conciencia que todos somos hijos de Dios (ya que la Equidad es buena y
agrada al Creador y Supremo Origen de Amor)! ¡Qué mucho se necesita del heroísmo
único y ejemplar del Chapulín Colorado, que dependía de la fuerza de fe y
corazón y confirma que procede perseverar en la vida como sabia y heroica causa
de amor!
A don Roberto Gómez
Bolaños, le sigo recordando desde Ponce, Puerto Rico, y le agradezco que en
cada personaje, detalle creativo y de producción, e historia, haya compartido
las vivencias que sensibilizan y los mensajes que avivan al niño que tenemos y
que genera todo lo mejor que podemos soñar, inspirar y forjar.
¡Gracias a Roberto
Gómez Bolaños! Gracias por haberse superado a sí mismo para progresar, sembrar
bien y dejar grandes lecciones en un mundo creado por Dios sin fronteras.
Gracias por el legado que rejuvenece, y potencia generaciones. Gracias por
compartir tantos talentos. Reciba la paz del Señor en su alma, conciencia y
corazón.
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“Dejad
a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de
los cielos”. –Mateo 19:14
·
“Instruye
al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella”.
–Proverbios 22:6
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