El 17 de febrero de 2014, Marta Casals brindó un gran mensaje en
conmemoración del natalicio de Luis Muñoz Marín; inspirada en la amistad entre
Pablo Casals y Muñoz. Ese mensaje tiene vigencia.
Es bueno recordar que en el sepelio del maestro Pablo Casals el 23 de
octubre de 1973, dijo el entonces gobernador Rafael Hernández Colón:
·
“Terminada la Segunda Guerra Mundial, Pablo
Casals, se retrae en Prades, Francia. Es en el comienzo de la década del ’60
cuando con motivo del Segundo Centenario de su amado Bach sale del retraimiento
que se impuso y de nuevo y con todo vigor se lanza al mundo siempre fascinante
de la música. Es en esos años que conoce a la que habría de ser du esposa,
Marta Montañez de Casals, puertorriqueña que enlaza nuevamente a Don Pablo con
la tierra de su madre. Viene a Puerto Rico. Aquí se enamora de este pueblo, y
de esta tierra y desarrolla unos proyectos que me recuerdan sus sueños para
Barcelona. Los sueños de que la música clásica llegara al hombre común, llegara
al hombre sencillo, llegara al pueblo, llegara a todos para que la pudiéramos
disfrutar todos. Don Pablo crea en Puerto Rico el Festival Casals que habría de
dar a Puerto Rico renombre en el mundo de la música y que pondría en alto el
nombre puertorriqueño y el prestigio que con tanta habilidad y con tanta excelencia
se ganó. Crea también el Conservatorio de Música para el desarrollo del talento
musical puertorriqueño y crea la Orquesta Sinfónica Puertorriqueña que comienza
con 7 músicos puertorriqueños y que actualmente está integrada en su totalidad
por músicos puertorriqueños”.
En su mensaje dado en el 2014, Marta Casals reflexiona sobre la amistad
inspiradora y aleccionadora de dos hombres que hicieron historia. Presenta el
gran poder forjador de las artes. En parte dijo:
·
“Creo
que ahora más que nunca tenemos que sostener la excelencia y presencia de los
valores del espíritu en nuestra isla. Tenemos que reasumir ese compromiso y
sentido de responsabilidad personal. Hay que retomar el ideal de llevar la
buena música a todos. Tenemos que revivir el espíritu perseverante e innovador
que prevaleció en esos años de grandes esfuerzos de superación.
Todos
debemos creer en la necesidad de un renacimiento, meta que no es sólo
responsabilidad de los gobiernos, sino también responsabilidad de la sociedad
civil. Asumirla con un amor y dedicación que no se compran con dinero. No es tiempo
de lamentar ni criticar: debemos tratar de entendernos. Es tiempo de crear y
actuar. Y debemos actuar ahora.
Comprendo
que hay una crisis económica que afecta al mundo entero y la situación de PR, especialmente, es muy delicada. Yo no puedo hablar sobre economía,
ni sobre política, pero tengo el convencimiento de que la juventud de hoy en
día, puede y tiene en sus manos el dirigir el desarrollo del país. Pero
–honrado el legado del maestro Casals, quien a su edad aceleró la revolución
cultural de PR- se necesita también reclutar verdadero talento por sus méritos.
Y
así juntos, la experiencia y la juventud, darle rienda suelta a la creatividad,
buscar el bienestar de la sociedad aunque implique sacrificar convencionalismos
políticos, partidistas, y de intereses individuales. Esto requiere un
compromiso total con la excelencia en todas las áreas.
Se
necesita reexaminar la historia para reflexionar sobre el porqué hemos llegado
a este punto de crisis y buscar cambiar y dirigir nuestro futuro con empeño y
pasión. Debemos estar informados y aceptar la realidad para poder enfrentarla
con plena responsabilidad ante generaciones futuras. Y luego poder así actuar
con realismo, prudencia y fuerza moral para restaurar –con nuevas herramientas
y tecnologías del Siglo XXI- las oportunidades, la movilidad social, la esperanza,
la credibilidad interna y ante el mundo.
Hagamos que para la
mayor grandeza del espíritu, una parte fundamental de nuestra personalidad sea
potenciar que las artes nutran nuestro espíritu y carácter frente a lo temporal
y material”.
Es propio reconocer
que somos convocados a unir, restaurar y refundar. Veo que la gesta fundadora
de Luis Muñoz Marín confirma que podemos levantarnos nuevamente; que la
capacidad administrativa de Roberto Sánchez Vilella confirma que podemos hacer
mucho con lo que tenemos; y que la hazaña de defender bien la Sección 936 en la
administración de Rafael Hernández Colón confirma que como pueblo unido,
podemos ser eficaces en todo foro. Que impere el patriotismo y no el cainismo;
¡Ahora es que vamos!
La
Biblia establece el orar por las autoridades. Ahora más que
nunca TODOS bendiciendo y forjando. Vivimos tiempos retadores y el país nos
necesita a todos. Son tiempos en que más se necesita la inspiración fundadora
al nivel enseñado por Luis Muñoz Marín, unir generaciones y motivar para la
nueva y gran hazaña del siglo 21. Son tiempos en que más se necesita
creatividad y pleno progreso con equidad.
Es de suma importancia, fomentar la
descentralización y la municipalización (lo que es democratización), y que sea
el Puerto de las Américas Rafael “Churumba” Cordero Santiago, como proyecto que
integre a todo el país y potencie su rol internacional, el punto de partida de
un nuevo modelo de desarrollo socio-económico.
A tono con el mensaje de marta Casals, que
no falte el arte en el proceso y la obra, ya que el arte humaniza y
sensibiliza, el arte es atención al detalle, y el arte tiene su toque divino
por el Supremo Artista. El país necesita que todo eso se logre cumplir a
cabalidad para bien de todos. Dios ilumine a todos.
·
“La patria tiene el paisaje que amamos, sus colores y las estaciones, el
olor de su tierra que humedece su lluvia, la voz de sus aguas de quebrada (la
de mar es más como la de todas las patrias que dan al mar); sus frutos y
canciones y formas de trabajo y de fiesta; sus platos de celebración y los
austeros y socorridos con que afronta el sustento de todos los días; sus flores
y hondonadas y veredas –pero, por sobre todo, su gente: el pueblo, la vida, el
tono, las costumbres, las maneras de entender, de hacer, de llevarse unos con
otros. Sin eso, la patria es nombre, o abstracción, o a lo sumo, paisaje. Con
la gente, es patria-pueblo. Por eso digo que quienes profesan amar la patria y
desprecian al pueblo sufren un grave enredo de espíritu. Lo sufren –y no
debemos suponer que sea de perversidad o mala fe– quienes con palabra o por
implicación de sus acciones dicen, ‘¡que se salve la patria aunque se hunda el
pueblo!’ El cariño ha de ser a la patria entera, a la patria-pueblo. ¿Cómo no
lo hemos de sentir? ¿Y quién puede decir que hace daño sentirlo? Es grato al
espíritu y es enaltecedor sentir ese cariño. De lo que tenemos que resguardarnos
en el mundo en que vivimos es de confundir el amor a la patria-pueblo con el
concepto fútil de pequeño e ingenuo estado nacional. No hay mandamiento de ley
divina o humana que diga que las patrias tienen que estar aisladas, ser
suspicaces, vanidosas y cerreras, máquinas generadoras de la desconfianza y del
odio entre los seres que pueblan la ancha igualdad que hizo el Señor sobre la
tierra”. –Luis Muñoz Marín
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