Hay quienes critican
los critican los certámenes de belleza y en los peores casos, se pretende
estigmatizar el cuido personal como signo de algo pecaminoso o vanidad.
Ciertamente todo exceso es negativo, pero en principio fomentara\ sana
autoestima es algo bueno. Acentuar la belleza y los méritos de la mujer tiene
trascendencia, ya que Dios se creció al crear a la mujer.
En verdad es censurable
que se tergiverse la Biblia para justificar estilos y mensajes de cainismo y maltrato. Es triste cuando a una mujer se le impide
acentuar su hermosura creada por Dios y desarrollar el máximo de sus
capacidades por teorías que nada bueno aportan. Eso es criminal y no va en
línea con la Palabra.
Por
ejemplo, información sobre el libro de Ester nos dice:
·
“Escrito por un
anciano judío llamado Mardoqueo, el libro abarca un período de aproximadamente
dieciocho años del reinado del rey persa Asuero…”.
·
“En el tercer año de su reinado (493
antes de nuestra era), Asuero celebra un banquete en su palacio. La reina
Vasti, famosa por su belleza, pierde el favor del rey y es despojada de su
título. Una judía de nombre Hadassá es elegida de entre todas las vírgenes
hermosas del país para sustituirla. Obedeciendo las instrucciones de su primo
Mardoqueo, ella oculta su nacionalidad judía y emplea su nombre persa, Ester”.
En términos literales, Ester debió prevalecer en un certamen de belleza
de alcances mayores a lo que hoy se contempla como un certamen de belleza.
Sin embargo, es bien similar el concepto de preparación previo al evento y de
buscar brillar en todos los sentidos para prevalecer y consagrar todo lo
inherente a la ruta victoriosa.
La
Biblia es clara en que Ester “era de hermosa figura y de buen parecer:”, por lo
que no es propio pretender estigmatizar la belleza, el atractivo
y el cuido personal como signo de algo pecaminoso o vanidad. La
Biblia es clara en que las aspirantes debían
estar doce meses en preparación antes del evento ante el rey; eran seis meses
con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y aceites de mujeres. Eso
confirma que es de Dios maximizar lo encantador, inspirador y aleccionador.
En el relato
bíblico, Ester brilló por el valor, los dones y la gran belleza física que nace
del interior (confirma que puede haber belleza externa con suprema belleza
interna), y Dios obró por medio de ella. Con sumo respeto y sinceridad, y sin ánimo de caer en sacrilegio, veo esa
capacidad en la gran alma con dones, belleza inenarrable, energía,
llamado único y presencia sin igual con el nombre artístico de Melina León.
Ciertamente Dios emplea los medios que Él desea para responder y edificar;
Melina es uno de esos medios; al igual que toda mujer que redefine y perfecciona
la belleza y los domes. De perseverar con sabiduría, amor y valor se trata la
vida. Adelante…
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