Al
recibir el Doctorado Honoris Causa en Humanidades de la Universidad Central de
Bayamón, el 8 de junio de 2012, el licenciado Rafael Hernández Colón pronunció
palabras luminosas que edifican y trascienden:
·
“Jesús había estado predicando y sanando todo el día y
estaba sumamente cansado. Les pidió a los discípulos que se echaran en una
barca al mar de Tiberiádes para alejarse un poco de la gente y descansar. El
pobre estaba tan exhausto que enseguida quedó dormido. Y de repente se desató
una tormenta, y la barca se jamaqueaba y Jesús seguía dormido como un bebé. Los
apóstoles se morían de miedo porque creían que iban a naufragar, que iban a
morir. No aguantaron más y despertaron a Jesús. Jesús no podía creer el miedo
que vio en los ojos de sus discípulos. Se paró, mandó a calmar las aguas y el
viento, e increíblemente... se calmaron. Los discípulos quedaron boquiabiertos
y se decían, pero quien es este que hasta los vientos lo obedecen...Jesús les
dijo: ‘hombres de poca fe.......’ La vida es como el lago que en momentos está
bien tranquilito y en otros momentos está borrascoso. Todos somos la barca que
navega por ese lago. Los discípulos representan nuestros miedos y emociones. Y
Cristo es el constante que siempre está en la barca con nosotros listo para
apacentar las aguas y el viento cuando se lo pidamos. Si cuando ustedes se
encuentren en encrucijadas difíciles recuerdan que él está montado en la barca,
no tienen porqué dejar que el miedo o la inseguridad los dominen. Con Cristo en
la barca se pueden enfrentar a las tempestades de la vida sabiendo que aunque
duden por unos momentos harán lo correcto, lo valiente, lo ético, lo que
producirá el bien común, lo que surge del amor. Serán lo que todos sus padres
ansían: hombres y mujeres de bien, que en última instancia es lo que necesita
nuestro país”.
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