miércoles, 3 de octubre de 2012

Seamos agradecidos…


Hoy 3 de octubre de 2012, se cumple un año de cuando en pleno inicio de la jornada laboral, fue impactante la noticia del fallecimiento de un gran león, líder y profesional, el licenciado José A. “Chiro” Cangiano.

 

Fue un hombre de pueblo, humilde y sencillo, que supo vivificar -desde la realidad humana con virtudes y defectos- grandes valores cristianos. Conocí a Chiro por mi difunto padre, ya que ambos fueron amigos de infancia.

                 

Hasta en el relato del famoso pionono que lo llevó al hospital, brilla más la forma en que tanta gente de todos los niveles socio-económicos, le manifestaba los buenos y sinceros deseos de pronta recuperación.

 

Por fe, vemos que las buenas almas se encuentran en gozo ante el Señor; por amor, perseveramos para dignificar la vocación de la vida.

 

Muchas veces fue la oficina de Chiro Cangiano, el punto a donde recurrir. Son innumerables los testimonios, incluyendo los de este servidor, de quienes lograron encontrar el buen bálsamo y la sincera mano amiga. También fue notable escuela para talentos que hoy aportan al país. Así, fue Chiro gran sembrador, y los frutos positivos que son más, hablan; los buenos testimonios dan luz al mundo.

 

Son parte de la historia las grandes anécdotas de los padres de Chiro, que tan bien se ejemplifican en sus hijos. Queda un libro sobre casos atendidos por Chiro en el ámbito legal y en los deportes, quedan los recuerdos aleccionadores de cómo supo promover lo que hace exclamar ¡Ponce es Ponce!

 

En lo político, Chiro supo ser fiel a los valores de justicia social y progreso enseñados por Luis Muñoz Marín. De esa dinámica, lo más admirable es que Chiro ponía la defensa de la Ciudad Señorial que tanto amó, por encima del partidismo. Siempre recuerdo cómo se atrevía a levantarse frente al liderato de su propio PPD para abogar por el adelanto de las obras en Ponce y la justicia para los que tanto la necesitaban; su trayectoria desde el joven inicio, hasta la gallarda batalla del 2008, así lo confirma. Demos gracias al Altísimo por ese nivel de conciencia que siempre inspira y educa, siempre se necesita y en todo tiempo define al alma y hace la diferencia.

 

Chiro expresaba sobre Puerto Rico y la Ciudad Señorial: “Como decía Diplo, aquí esto es chiquito y todos nos conocemos”, lo que acentúa su conciencia de enfatizar en lo que propicia una buena calidad de vida.

 

Fui afortunado al haber podido estar junto a mi padre y tantos otros, en el homenaje a Chiro para 1988, siendo este servidor estudiante universitario. En la recepción de la oficina de Cangiano, están las fotos de ese evento. Fue una ocasión de pueblo, con las puras esencias, sin las imágenes de la superficialidad. Le obsequié un dibujo y siempre recuerdo en el desfile de obsequios y mensajes, las rutas que unen generaciones.

 

Chiro recibió ese homenaje en vida, siendo superado el acto por las incontables expresiones de cariño que recibió en todo momento. Así, recibió en vida el gran homenaje constante que se tributa a las almas de bien. Chiro rompió moldes y tiene su lugar en la historia y en los corazones.   

 

Años después, cuando se presentó en el Club Deportivo de Ponce su libro “Receso del Tribunal”, en el que relata casos notorios en su vida profesional, se combinaban anécdotas, lecciones, la aportación a la fundación caritativa con el nombre de su amigo de siempre Chiry Vassallo, y las sumatorias de todos y cada uno, que dieron un resplandor único e irrepetible al histórico centro de reuniones y actividades.

 

Para mí, una profunda enseñanza de Chiro que me acompaña todos los días, es lo que decía de que “en la vida, lo más importante es el agradecimiento”. ¡Qué mucho sería diferente y mejor con la capacidad de agradecer! Esa perspectiva, da una nueva y constructiva forma a la manera de ver y obrar.

 

Al desear el eterno descanso de José A. “Chiro” Cangiano, y siempre dedicar paz a sus familiares, seamos agradecidos por su vida y por lo que inspiró y edificó en su existencia. Sobre todo, seamos agradecidos al Padre Supremo que permite en cada nuevo amanecer, una nueva oportunidad para crecer y fructificar. Dios ilumine a todos.

 

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