jueves, 24 de marzo de 2016

El Jueves en la Semana Santa…

En Jueves Santo, se reflexiona sobre la institución de la Santa Cena, y el lavatorio de pies. Hay base bíblica en  Corintios 11:23-26 y Juan 13:1-20.

Con toda sinceridad, es triste que el énfasis en lo ritual y ceremonial, desvíe del significado de la Santa Cena y del lavatorio de pies. Son desvíos que al dar pie a debates sobre las interpretaciones de la Palabra, sobre si hay transubstanciación o no, o sobre si hay idolatría o no, bloquean el potencial de unificación y limitan la receptividad a la acción del Espíritu Santo que es más que libretos y protocolos.

En los términos más simples y directos:
·         La Santa Cena es un Nuevo Pacto, en que los elementos del pan y el vino no son la esencia, sino memorial para enfocarnos en el Resucitado y su mensaje.
·         El lavatorio de pies es recordatorio del buen servicio con humildad, en que la esencia no es repetir lo de lavar pies, sino consagrar la vida entera.
         
En cada alma hay la capacidad para ser genuino y para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la Resurrección las marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se acepta que uno solo tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los pasos y ajustes presididos por el Señor.

Ante eso, grande es el rol de quienes están ante las congregaciones. Cuando surge el estilo más agresivo desde ciertos religiosos en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y suspicacia hacia quien se expresa a favor de la equidad y de que todos somos hijos de Dios, se confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar.

Eso de vivir tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores formas de ver y hacer las cosas. Se confirma que se ha fallado cuando no se ha dicho la verdad a las congregaciones y al país. Siento empatía hacia los maltratados por no decir “Amén” a ciertos estilos y mensajes; hacia quienes no han tenido otra opción que dejar roles ministeriales, o incluso no congregarse o asistir solo el domingo.

Afortunadamente no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Es importante la oración para que todo el que mire hacia lo alto en estos días, reciba su toque especial y trascendente porque amar es ver lo que se puede ser más que lo que se es o se aparenta ser. ¡Demos en la medida que deseamos recibir, haciendo todo día santo ante el Señor que no está muerto, está Vivo y con Poder!

En tiempos retadores y atípicos, que NO sea una Semana Santa más. Que en esos días se superen los libretos y los clichés. Que pasados esos días, nuevas formas de ver, pensar y obrar hablen de cómo permitir y propiciar la acción divina en todo el ser.

Se habla de reflexión y conversión, pero en realidad eso es un proceso constante y no de solo un momento dado. Se habla de retiros y actividades, pero si se opta por las demasiadas palabras o el factor elitista en vez del silencio para que el testimonio de cambio hable, se daña, se pierde la obra en el interior y se desperdicia el tiempo.

Bendigo a quienes se congregan para que transmitan vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Bendigo a quienes no se congregan para que en donde estén tengan su encuentro divino y logren la vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Dios ilumine a todos.

·         "No entones las alabanzas divinas sólo con la voz, acompaña también la voz con las obras. Si cantas sólo con la voz, por fuerza tendrás al fin que callar; canta con la vida para no callar jamás". --San Agustín


            

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