viernes, 25 de marzo de 2016

El Viernes en la Semana Santa: el Gran Mensaje de Jesús a todas las generaciones.

En Viernes Santo, se reflexiona tradicionalmente sobre la pasión y muerte de Jesús. Se acostumbra ver la base bíblica en Juan 18:1-40 y Juan19:1-42.

Sin embargo, veo propio desarrollar las reflexiones con la base bíblica de los capítulos completos de Juan 14, 15, 16 y 17. Esos capítulos nos presentan el Gran Mensaje de Jesús de sabiduría, poder y aliento a los apóstoles antes de la pasión y muerte, y a todas las generaciones. Veamos unos detalles:

·         En Juan 14 se establece que Jesús es el camino al Padre, y la promesa del Espíritu Santo. En Juan 14:10-14 se transmite PODER: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.

·         En Juan 15 se establecen realidades ante las que hay que desarrollar fe con fortaleza. En Juan 15:20 dice: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”.

·         En Juan 16 se afirma que ante realidades, habrá la obra del Espíritu y victorias. En Juan 16:33 afirma: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

·         En Juan 17 pronuncia la Gran Oración por los discípulos presentes en ese momento, y por las futuras generaciones. En Juan 17:20-23 bendice, con sentido de amor, sabiduría y equidad, así: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.

Es desde todo esa Gran Mensaje, que Viernes Santo es día de recordación del sacrificio supremo de amor que fue precedido por el mayor mensaje de fe con poder y trascendencia. ¡Hay esperanza para todos los tiempos!

En cada alma hay la capacidad para ser genuino y para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la Resurrección las marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se acepta que uno solo tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los pasos y ajustes presididos por el Señor.
                                   
Ante eso, grande es el rol de quienes están ante las congregaciones. Cuando surge el estilo más agresivo desde ciertos religiosos en vez de desde lo político, y más expresiones cristianas y humanitarias desde lo que no es religioso, se confirma que vivimos tiempos atípicos. Cuando al día de hoy se da exclusión, duda y suspicacia hacia quien se expresa a favor de la equidad y de que todos somos hijos de Dios, se confirma que hay mucho que educar y revelar. Se confirma que Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar.

Eso de vivir tiempos atípicos, se puede tomar en lo positivo para buscar mejores formas de ver y hacer las cosas. Se confirma que se ha fallado cuando no se ha dicho la verdad a las congregaciones y al país. Siento empatía hacia los maltratados por no decir “Amén” a ciertos estilos y mensajes; hacia quienes no han tenido otra opción que dejar roles ministeriales, o incluso no congregarse o asistir solo el domingo.

Afortunadamente no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Es importante la oración para que todo el que mire hacia lo alto en estos días, reciba su toque especial y trascendente porque amar es ver lo que se puede ser más que lo que se es o se aparenta ser. ¡Demos en la medida que deseamos recibir, haciendo todo día santo ante el Señor que no está muerto, está Vivo y con Poder!

En tiempos retadores y atípicos, que no sea una Semana Santa más. Que en esos días se superen los libretos y los clichés. Que pasados esos días, nuevas formas de ver, pensar y obrar hablen de cómo permitir y propiciar la acción divina en todo el ser.

Se habla de reflexión y conversión, pero en realidad eso es un proceso constante y no de solo un momento dado. Se habla de retiros y actividades, pero si se opta por las demasiadas palabras o el factor elitista en vez del silencio para que el testimonio de cambio hable, se daña, se pierde la obra en el interior y se desperdicia el tiempo.

Bendigo a quienes se congregan para que transmitan vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Bendigo a quienes no se congregan para que en donde estén tengan su encuentro divino y logren la vivencia cristiana con amor y poder constructivo. Dios ilumine a todos.

·         "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". --Juan 10:10
           

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