lunes, 7 de marzo de 2016

Que el mayor propósito de vida, palpite desde el Corazón de Mujer en la víspera del Día Internacional de la Mujer y más allá.


·         “El alma de una mujer es la obra maestra de la creación.” – Confucio

Juan Pablo II, conocido como el “Peregrino de la Paz” y reconocido por las diversas corrientes de fe, en su primer mensaje cuaresmal de 1979 planteó: “¿Qué significa hoy la Cuaresma?”. En su último mensaje cuaresmal de 2005 planteó: “La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase”.
                     
Son pensamientos que nos recuerdan que del mismo modo que la fe debe ser para todos los días y no solo para algún momento dentro de un espacio de 40 días, el amor debe ser motor para los propósitos y rumbos de cada día.
                            
El AMOR GRANDE es más que tiempo, pruebas y teorías. Los alcances del testimonio del AMOR GRANDE que con humildad prevalece, inspiran y hasta alientan a seguir adelante en casos en que se fundamenta una gran petición o plan de vida en hacer algo grande para Dios (máxime en tiempos en que se desarrolla la teoría de que el hombre no puede pactar con el Altísimo y obstáculos retan a la fe).

Mucho se habla de buenos principios como “el tiempo de Dios” y “la voluntad de Dios”, pero se desvirtúan cuando se tergiversan con fines ajenos a lo que infunde paz y edifica. El verdadero testimonio de AMOR GRANDE ayuda a plantear a la conciencia si hay disposición de seguir aunque la meta pueda ser en un tiempo posterior al deseado, en que los diversos factores se complementen bien y el milagro dé luz.

Al buscar vivir y testimoniar nuevos paradigmas, se puede aplicar en el mejor sentido, el pensamiento de Santa Teresa de Jesús: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. Grandes y significativas son tales reflexiones en el presente (tocando a cada alma en forma única); que impere decisión y voluntad de realizar --en la medida que humildemente glorifica al Creador-- al nuevo y mejor nosotros, todos los días.

Reconocer a las mujeres, es reconocer todo lo puro que supera las palabras, que se encarna en la mujer. Es tener acción de gracias y al mismo tiempo, dedicar un recuerdo especial a las mujeres y las madres que han partido de este mundo. Es dar motivos de regocijo para dar vida a la vida.
Reconocer a las mujeres, es tener comprensión, tanto hacia las que se multiplican en amor y entrega (que pueden hacer tanto a la vez y es como si nunca se enfermaran o debilitaran), como hacia quien vive su Damasco. Es trascender como águilas para DAR VIDA  A LA VIDA.
Reconocer a las mujeres, es ser solidarios con las pastoras, amas de casa, obreras, luchadoras y toda mujer que abre caminos. Es buscar honrar a tantas mujeres humildes que perseveran. Es dar justo tributo a las madres que enaltecen los roles tradicionales, las madres que se levantan ante desafíos de enfermedad y adversidad en el hogar, y las madres solteras que tanto forjan en la aparente soledad.

Hay poder en reconocer a las Wonder Woman reales porque grandes son las promesas bíblicas para hijos, esposos y hombres conscientes que respetan y atesoran a las madres y las mujeres, así como para los que cuidan a las viudas. Es cuestión de vivir con fe, visión, amor, valor y honor, a la altura de lo que Dios espera de uno.

Que cada cual dedique una oración especial a las mujeres que le inspiran todo lo mejor. ¡EN VERDAD DIOS SE CRECIÓ AL CREAR A LA MUJER! Al celebrar el Mes de la Mujer, que haya armonía y consagración en hombres y mujeres para que sea la vida una causa de AMOR. Dios ilumine a todos...  Adelante en el AMOR GRANDE.






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