Reconocer a las madres, es reconocer
todo lo puro que supera las palabras, que se encarna en la mujer. Es tener
acción de gracias y al mismo tiempo, dedicar un recuerdo especial a las madres
que han partido de este mundo. Es dar motivos de regocijo para dar vida a la
vida.
Reconocer a las madres, es ser
solidarios tanto con las madres que honran los roles tradicionales, como con
las madres que crean nuevos paradigmas en escenarios atípicos, y las que se
levantan ante desafíos de enfermedad y adversidad en el hogar, y las madres
solteras que tanto forjan en la aparente soledad.
Gracias Señor por la vida de mi
madre. El verdadero y poderoso Corazón de Mujer que tanto exalta Melina León,
supera imágenes y conceptos, es grande por el amor que dignifica el “yo”,
enaltece el “nosotros” y consagra todo el ser y el vivir. Gracias Señor por el
Damasco; que llama a no olvidar y seguir pasos de fe y perseverancia, de
concienciación y perfeccionamiento. Gracias Señor por los testimonios y
milagros que dan luz y son prólogo. Adelante en la vida ante todo y ante todos,
como causa de amor.
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“El amor de madre es el combustible que le
permite a un ser humano hacer lo imposible”. --Marion C. Garrett
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