La película
“Star Trek, Generations” se presentó en 1994. El 18 de noviembre de 2015 se
cumplen 21 años de esa película. Fue la primera película protagonizada por el
elenco de “Star Trek, The Next Generation”.
La gran
aportación de la serie “Star Trek, The Next Generation”, fue dar un espacio de
continuidad a la fórmula original
comandada por el capitón James T. Kirk. Ambas series fueron creadas por Gen
Roddenberry o presentan el proceso natural de cambio, evolución y unificadora
transición generacional.
Objetivamente,
el gran éxito de “Star Trek, Generations” se debió a la presencia de tres
personajes de la serie original (un clásico, una leyenda viviente): James T.
Kirk, Chekov y Scotty. La película fue
dirigida por David Carson, producida por Rick Berman, y el guión fue hecho por Rick
Berman, Ronald D. Moore y Brannon Braga.
Han pasado
años desde la presentación de la película, y sigo viendo que la muerte de James
T. Kirk se presentó en forma inadecuada y fue negativo recurrir a la muerte de
un personaje icónico para tratar de lograr el avance de nuevas generaciones.
Es cierto que
la muerte es parte natural de la vida y los senderos de fe coinciden en que la
muerte no es un final, sino un principio. Sin embargo, eso no se logró en la
película. No obstante, hay algo aleccionador e inspirador:
James T. Kirk
(interpretado por William Shatner) hace el último sacrificio heroico para
salvar a muchos, en soledad, aún con cierto apoyo del capitán Jean-Luc Picard
(interpretado por Patrick Stewart). Mucho heroísmo ocurre en soledad.
Si comenzamos
desde la fe, Jesús enseña a orar en el lugar secreto (Ver San Mateo 6:6), lo
que hace de la real oración, ese campo de suprema batalla en soledad, en que
solo está la conciencia ante el Señor. Hay otros ejemplos de batallas en
soledad, como, sin limitarse a, los siguientes:
·
La madre soltera que logra siempre el buen rostro que
da paz a sus seres queridos.
·
El padre de familia que logra que no falte el
sustento, enfrenta retos y al mismo tiempo, logra decirle a la familia que todo
está bien.
·
Los padres que aún ante la complejidad de la
existencia, logran sacar tiempo para dar forma a los recuerdos familiares que
hacen las mayores lecciones.
·
Los niños que no crecen demasiado rápido y se permiten
vivir cada etapa en el buen orden y sanamente, sin dejarse llevar por las
corrientes del montón.
·
Quienes desde la edad dorada, dan testimonio de que
nunca es demasiado tarde, sin temor al corillo de burlas que discrimina por
edad como nunca envejeciera.
·
Los estudiantes que dedicas tiempo a los estudios
mientras otros toman otros caminos quizás placenteros en lo inmediato, pero
menos duraderos.
·
Las almas valientes que no se rinden ante el “moobing”
(acoso laboral) y el “bullying” (abuso) y saben decir no al mal y a la
corrupción para perseverar en lo digno y correcto, aunque se encuentren
aparentemente en soledad.
·
Los corazones que cercen y buscan fructificar en el
inenarrable amor de verdad, aunque no siempre reciben la comprensión cabal.
·
Las conciencias libres que no temen a creer en Dios y
buscan agradarle y honrarle, ayudar al enfermo y necesitado, vivificar la fe
con obras y cumplir promesas, que hagan de cada testimonio y bendición un
motivo de luz en el mundo.
·
Quienes asumen responsabilidades de liderato sin
dejarse tentar por la tendencia de trivializar, despechar todo con libretos
memorizados y olvidar el llamado a honrar en el buen servicio al Supremo origen
de todo bien.
Mucho heroísmo
ocurre en soledad. No todos comprenden y nadie está exento de retos,
traiciones, abandono, luchas y pruebas. No obstante, se puede superar hasta el
guión defectuoso de ideas estereotipadas, tal como lo logró James T. Kirk, que
ha inspirado crónicas en que resurge
tras el final de la mencionada película, y ha seguido inspirando historias de
renacer y nuevas jornadas. Es como he escrito:
“Ser ‘cristiano’ no es religión, un
género musical o una marca comercial. Ser ‘cristiano’ no es ser perfecto o
inmune a lo que afecta al mundo. Ser ‘cristiano’ es ser creyente; lo que
infunde una naturaleza revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y
hacer”.
¡Adelante! ¡Pa’lante con fe, visión,
amor, valor y honor! El heroísmo real vive, no es imposible, y en el Señor la
soledad no es absoluta, sino prólogo. ¡Adelante! Tiene que ser real el heroísmo
humilde, efectivo y triunfante. Dios
ilumine a todos.
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