Comenzando el 2016, comparto el siguiente pensamiento: Cristianismo NO es
Conformismo. Veamos unos puntos básicos para sostener eso:
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Cuando se expresa lo de “dar gracias por lo bueno y por
lo malo” con suma humildad y sana conciencia, es respetable, pero cuando se
expresa para manipular o escapar de unas responsabilidades y realidades no es
respetable. Eso de abrazar “lo malo” tiende al masoquismo y al conformismo que
anula toda ruta de superación. Lo correcto es aprender de lo malo y
eventualmente testimoniar sobre el proceso que condujo a lo bueno.
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Cuando se fomenta conformismo no se evoluciona como
individuos y como pueblo. Por ejemplo, siempre recuerdo a alguien que me dijo
que el empresario judío paga bien y premia la productividad y el empresario japonés
enseña a amar y bendecir a la empresa que le da a uno empleo. Veía eso como
claves de éxito empresarial, pero lamentablemente eso no se fomenta en Puerto
Rico. En la Isla se fomenta una perspectiva tergiversada del cristianismo. En
vez de ver lo cristiano de la justa paga y el acto de bendecir al buen
trabajador, se crea la falsa imagen de que a mayor pobreza más cercanía al
Señor. Esa teoría que no se le comunica a quien está en posición privilegiada,
justifica abusos y que la persona se sienta bien en el sufrimiento. En vez de
enseñarse a agradecer un bono navideño limitado, se debe fomentar que los
patronos pidan perdón por no pagar el bono debido y fijen la meta de honrarlo.
En San Juan 10:10 Jesús dice que vino para que tengamos vida en ABUNDANCIA, por
lo que procede incentivar y educar para prosperar con la conciencia de ser
canales de bendición.
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Cuando se fomentan los diminutivos, se fomenta la
mentalidad de pequeñez que limita a las personas y a todo el país. No es bueno
enseñar a los jóvenes a soñar con el “carrito” y la “casita”; que sueñen con el
buen carro y la buena casa. Es imposible
que un país crezca y se desarrolle al máximo si piensa en pequeño y subordinado
a recibir “lo que Dios quiera” o peor: pensar que el bien material es malo o
inmerecido en vez de medio constructivo. La Biblia dice que Dios es AMOR, por
lo que procede aspirar a todo lo mejor en el buen camino del amor supremo. En vez
de fomentar la envidia hacia quien progresa y prospera y el apego a cadenas,
que se fomente el entendimiento de que toda persona puede prosperar a su paso con
humildad y sin apetitos desmedidos, sin hacer el mal, con serenidad y con la
conciencia de que al ser capaz de hacer más buenas obras y ser más sabio, ama efectivamente
y es más libre en autoestima, autosuficiencia y mejor convivencia.
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Cuando en lo político se ve como traición la disidencia y
como deslealtad la diferencia de opinión, con el fin de conformar con un
“status quo”, procede enseñar que los grandes ideales, movimientos y
estructuras no surgen del conformismo. Eso se ejemplifica en las grandes
figuras de la historia como Mandela, Golda y Luis Muñoz Marín. Procede educar
para que en cada partido las personas participen masivamente para seleccionar a
los mejores candidatos, y se redescubra la esencia fundadora del Estado Libre
Asociado para triunfar ante cualquier ruta de status. Si se desea forjar algo bueno, hay educar
para potenciar constructivamente, respetar la diversidad, no maltratar a quien
piense diferente y sobre todo, ver que una fórmula de status político no es
ideal, sino instrumento para servir a mayores ideales. Recordemos que la
equidad es buena y agrada a Dios.
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Cuando se manipulan términos como la “voluntad de Dios” y
el “tiempo de Dios”, se tergiversa lo de “pareja idónea” para amarrar en unos
lugares y drenar, y se justifican estilos de manipulación y maltrato desde los
altares, con el fin de conformar y cortar las alas de autosuficiencia, libertad
económica y de conciencia, y perspectiva amplia, se hacen daños inmensurables. Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes
estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena
abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana. Lo
mismo aplica al liderato político, de gobierno y en todo rol y nivel, para que
cumpla bien. Apoyemos a los líderes que honran la vocación y edifican a
generaciones.
Cristianismo NO es Conformismo. Quien se conforma no echa pa’lante y no
logra fructificar desde su pleno desarrollo. Es imposible que eso sirva bien.
La mejor forma de honrar a nuestro Creador, a nuestros padres o a lo que más
amemos y atesoremos, es ser parte de las soluciones y los nuevos paradigmas. Incluso
ante lo que no se puede cambiar o va más allá del alcance, lo que procede no es
el inerte conformismo, sino buscar ir más allá en todo lo posible y poner
evolutivamente manos a la obra.
Cristianismo es buscar forjar y consagrar nuevas y mejores realidades. Voy
más allá: Jesús comenzó su obra y esencia divina siendo buen hijo, y María
acentúa lo mucho que forja el Corazón de Mujer. Jesús no se conformó, aceptó
una gran misión redentora y alentó a seguir adelante. Jesús es revolucionario y
ser cristiano es ser revolucionario. Ser “cristiano” no es religión, un género
musical o una marca comercial. Ser “cristiano” no es ser perfecto o inmune a lo
que afecta al mundo.
Ser “cristiano” es ser creyente; lo que infunde una naturaleza
revolucionaria al palpitar, al ver, creer, pensar y hacer. Todo eso lo confirma
María al exhortar a seguir a Jesús. Adelante en la vida como sabia, heroica y
victoriosa causa de amor.
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