sábado, 12 de noviembre de 2016

Carmen Yulín: La Voz y Luz de la conciencia.

He escrito: “Si hay un nuevo mundo a construir, ¡qué mejor que el Corazón de Mujer para inspirarlo y forjarlo!” He escrito también que la excelente y admirable líder, mujer y Alcaldesa que es Carmen Yulín, es la Voz y Luz de la Conciencia.

La trayectoria de Carmen Yulín confirma inequívocamente que tiene talentos, vocación y un nivel de liderazgo que crea precedentes y da luz. Lo que se vislumbra para el futuro es la justa cosecha de grandes esfuerzos patrios y de clara conciencia.

Carmen Yulín fortalece al Partido y al país Carmen Yulín. El que Carmen Yulín asuma las mayores responsabilidades en el Partido y el país, será de bien para todos en la medida que escuche y valide todas las voces y no solo las de una línea ideológica.   

En la medida que se confirme que muchos Populares votaron por Lúgaro y Cidre (sin contar otras rutas electorales y la mayor abstención electoral en la historia), se confirma que fue un grave error apartarse de la base del PPD, y de los fundamentos de Pan Tierra, Libertad, y la defensa del ELA (bien creado en 1952 como fórmula no colonial y que no es la causa de los problemas administrativos que crearon la crisis).

Poco antes de las 9:00 pm en la noche del 8 de noviembre de 2016, la página de la Comisión Estatal de Elecciones presentó, con el 94.2% de colegios reportados, una participación de 55.16%. El porcentaje de abstención electoral superó al porcentaje acumulado por los candidatos independientes a la Gobernación. En un país que la participación superaba el 80%, la notable abstención electoral es un mensaje fuerte y contundente con múltiples causas que hay que explorar. En mi análisis, se lo adjudico más a la emigración y a electores decepcionados y contrariados. La lógica dicta que de no haber estado Lúgaro y Cidre, muchos de esos electores hubiesen buscado alternativas diferentes o no hubiesen votado.

Lo alentador y esperanzador es que el PPD obtuvo el control de la mayoría de las alcaldías. El nivel de gobierno más cercano al pueblo es el nivel municipal. Por ende, ahora más que nunca hay unas raíces que requieren ser abonadas, y tiene poderosa vigencia el mensaje de Luis Muñoz Marín y de Rafael Hernández Colón; regresando a esa base forjadora es que se valida y potencia para el PPD que “¡Somos el Partido de la Esperanza!”. Me recuerda palabras de Hernández Colón al regresar a presidir el PPD en 1981:

·         “Será nuestra voluntad cumplir nuestros compromisos programáticos en toda la medida del poder que tenemos en nuestras manos. ¡Ahora es que vamos! Será nuestra voluntad proveer un servicio y una administración de integridad y de excelencia en todos los municipios Populares. ¡Ahora es que vamos!”
                            
Los resultados de la elección del 2016 confirman que lo más sabio es retornar a lo enseñado por Luis Muñoz Marín. Lo más que se necesita no es transformación, es restauración. ¡Pa’lante con Carmen Yulín y la edificación de generaciones!

Hay taller para restaurar en la buena zapata del PPD del perfil de la puertorriqueñidad y Pan, Tierra, Libertad, y para fomentar lo que históricamente realizaba los grandes logros con el ELA. Para todos, hay taller para hacer y consagrar patria.
           
·            La patria tiene el paisaje que amamos, sus colores y las estaciones, el olor de su tierra que humedece su lluvia, la voz de sus aguas de quebrada (la de mar es más como la de todas las patrias que dan al mar); sus frutos y canciones y formas de trabajo y de fiesta; sus platos de celebración y los austeros y socorridos con que afronta el sustento de todos los días; sus flores y hondonadas y veredas –pero, por sobre todo, su gente: el pueblo, la vida, el tono, las costumbres, las maneras de entender, de hacer, de llevarse unos con otros. Sin eso, la patria es nombre, o abstracción, o a lo sumo, paisaje. Con la gente, es patria-pueblo. Por eso digo que quienes profesan amar la patria y desprecian al pueblo sufren un grave enredo de espíritu. Lo sufren –y no debemos suponer que sea de perversidad o mala fe– quienes con palabra o por implicación de sus acciones dicen, ‘¡que se salve la patria aunque se hunda el pueblo!’ El cariño ha de ser a la patria entera, a la patria-pueblo. ¿Cómo no lo hemos de sentir? ¿Y quién puede decir que hace daño sentirlo? Es grato al espíritu y es enaltecedor sentir ese cariño. De lo que tenemos que resguardarnos en el mundo en que vivimos es de confundir el amor a la patria-pueblo con el concepto fútil de pequeño e ingenuo estado nacional. No hay mandamiento de ley divina o humana que diga que las patrias tienen que estar aisladas, ser suspicaces, vanidosas y cerreras, máquinas generadoras de la desconfianza y del odio entre los seres que pueblan la ancha igualdad que hizo el Señor sobre la tierra”. –Luis Muñoz Marín


   
                                         

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