martes, 10 de diciembre de 2013

10 de diciembre: Día de los Derechos Humanos. ¡Gran día para reafirmar que la Equidad es buena y agrada a Dios!

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 10 de diciembre de cada año como el Día de los Derechos Humanos. Ese día, en 1948, fue firmada la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En el 2013 adquiere gran vigencia en tiempos en que el mundo redescubre el pensamiento de Nelson Mandela ante el fallecimiento del destacado líder dado el 5 de diciembre del año en curso.

Cuentan las crónicas de nuestros abuelos y mayores, que aún ante la escasez, se procuraba que no faltase el trago del café para el visitante porque la sana, valiente y sana conciencia de nuestros jíbaros decía: “Todos somos hijos de Dios”.

Con la visión de que “Todos somos hijos de Dios”, había la capacidad de perdonar y convivir, de maximizar el amor y encontrar lo que hermana, de compartir y ser solidarios. Es la visión que mejor vivifica el cristianismo.

En contraste, cuando se busca fomentar contiendas con teorizar que no todos somos hijos de Dios, se tiende más a lo negativo que a lo positivo, ya que los estilos de falta de humildad y de exclusión no vivifican el cristianismo.

Si se quiere hacer un mejor Puerto Rico, es necesario volver a lo que mejor forjaba y fomentaba la igualdad entre los seres humanos que habitamos en la Isla, que es el mejor entendimiento de que “Todos somos hijos de Dios”. Eso es Equidad.

El amor ve que todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se persevera mejor y se agrada al Creador mediante la inclusión, el buen trato y la ruta unificadora y constructiva de la paz, la restauración y la verdad en el buen camino.
El odio ve que no todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se justifica la exclusión, el maltrato, y la ruta equivocada de la pequeña agenda, el violentar derechos, la manipulación, la intolerancia y la tergiversación que no agrada al Creador.
                                         
TODO lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia de que todos somos hijos de Dios.
                                                 
Porque Dios emplea los medios que Él desea para responder, obrar y edificar, cada alma que opta por hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Somos llamados a sembrar y hacer el bien en sana libertad en el Señor. Somos llamados a crecer y fructificar en la Equidad que es buena y agrada a Dios. Sea la vida una causa de amor.        


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