La
Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 10 de diciembre de cada año
como el Día de los Derechos Humanos. Ese día, en 1948, fue firmada la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En el
2013 adquiere gran vigencia en tiempos en que el mundo redescubre el
pensamiento de Nelson Mandela ante el fallecimiento del destacado líder dado el
5 de diciembre del año en curso.
Cuentan las crónicas de nuestros abuelos y mayores,
que aún ante la escasez, se procuraba que no faltase el trago del café para el
visitante porque la sana, valiente y sana conciencia de nuestros jíbaros decía:
“Todos somos hijos de Dios”.
Con la visión de que “Todos somos hijos de Dios”,
había la capacidad de perdonar y convivir, de maximizar el amor y encontrar lo
que hermana, de compartir y ser solidarios. Es la visión que mejor vivifica el
cristianismo.
En contraste, cuando se busca fomentar contiendas con
teorizar que no todos somos hijos de Dios, se tiende más a lo negativo que a lo
positivo, ya que los estilos de falta de humildad y de exclusión no vivifican
el cristianismo.
Si se quiere hacer un mejor Puerto Rico, es necesario
volver a lo que mejor forjaba y fomentaba la igualdad entre los seres humanos
que habitamos en la Isla, que es el mejor entendimiento de que “Todos somos
hijos de Dios”. Eso es Equidad.
El amor ve que todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se
persevera mejor y se agrada al Creador mediante la inclusión, el buen trato y
la ruta unificadora y constructiva de la paz, la restauración y la verdad en el
buen camino.
El odio ve que no todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se
justifica la exclusión, el maltrato, y la ruta equivocada de la pequeña agenda,
el violentar derechos, la manipulación, la intolerancia y la tergiversación que
no agrada al Creador.
TODO lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia de
que todos somos hijos de Dios.
Porque Dios emplea los
medios que Él desea para responder, obrar y edificar, cada alma que opta por
hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Somos
llamados a sembrar y hacer el bien en sana libertad en el Señor. Somos llamados
a crecer y fructificar en la Equidad que es buena y agrada a Dios. Sea la vida
una causa de amor.
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