Es grande
la buena noticia de la apertura de un centro comunal por el fomento del
quehacer comunitario; y es grande la buena noticia de la creación de “Gestores
de Salud Comunitaria”, que su misión “será brindar ayuda a los vecinos del
sector que se encuentran enfermos y necesiten ayuda con sus medicamentos y
estado de salud, entre otros servicios”. Así
se vivifica lo humano y cristiano.
Es
de Dios que surja una luz de mejor entendimiento desde la Capital de la Isla
del Cordero. Gracias a Carmen Yulín por confirmar
que Dios emplea los medios que Él desea para responder y edificar (ella
es uno de esos medios; es mujer de Dios).
Carmen
Yulín ejemplifica que Dios se creció al crear a la mujer.
La
Biblia establece el orar por las autoridades. Ahora más que
nunca TODOS bendiciendo al gobernador García Padilla y familia, a la alcaldesa
Carmen Yulín y a todos los que hacen patria en el área municipal que es el
nivel de gobierno más cercano a la gente, a legisladores, al liderato de la
Patria-Pueblo y todos los que están en los equipos de trabajo, y a la base
comunitaria que hace del pueblo, el principal protagonista de la nueva hazaña.
Vivimos
tiempos retadores y el país nos necesita a todos. Son tiempos en que más se
necesita la inspiración fundadora al nivel enseñado por Luis Muñoz Marín, unir
generaciones y motivar para hacer y consagrar patria. Son tiempos en que más se
necesita creatividad y pleno progreso con equidad. Adelante
en la vida como sabia, heroica y victoriosa causa de amor.
·
“La patria tiene el paisaje que amamos, sus colores y las estaciones, el
olor de su tierra que humedece su lluvia, la voz de sus aguas de quebrada (la
de mar es más como la de todas las patrias que dan al mar); sus frutos y
canciones y formas de trabajo y de fiesta; sus platos de celebración y los
austeros y socorridos con que afronta el sustento de todos los días; sus flores
y hondonadas y veredas –pero, por sobre todo, su gente: el pueblo, la vida, el
tono, las costumbres, las maneras de entender, de hacer, de llevarse unos con
otros. Sin eso, la patria es nombre, o abstracción, o a lo sumo, paisaje. Con
la gente, es patria-pueblo. Por eso digo que quienes profesan amar la patria y
desprecian al pueblo sufren un grave enredo de espíritu. Lo sufren –y no
debemos suponer que sea de perversidad o mala fe– quienes con palabra o por
implicación de sus acciones dicen, ‘¡que se salve la patria aunque se hunda el
pueblo!’ El cariño ha de ser a la patria entera, a la patria-pueblo. ¿Cómo no
lo hemos de sentir? ¿Y quién puede decir que hace daño sentirlo? Es grato al
espíritu y es enaltecedor sentir ese cariño. De lo que tenemos que
resguardarnos en el mundo en que vivimos es de confundir el amor a la
patria-pueblo con el concepto fútil de pequeño e ingenuo estado nacional. No
hay mandamiento de ley divina o humana que diga que las patrias tienen que
estar aisladas, ser suspicaces, vanidosas y cerreras, máquinas generadoras de
la desconfianza y del odio entre los seres que pueblan la ancha igualdad que
hizo el Señor sobre la tierra”.
–Luis Muñoz Marín
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