El ejercicio es
recomendado para la salud, y la actividad física se asocia con la activación
del metabolismo. Ante tantos quehaceres sedentarios, se recomienda activarse de
alguna forma, aunque sea subiendo y bajando escaleras. Es irónico que el ejercicio
pueda llegar a ser un vicio.
Ejercicio y cuido
de lo físico para la autoestima son ejemplos que no son en sí vanidad o pecado.
Lo que hace daño a uno y a los demás es lo que tiende al pecado, por lo que procede
la sincera introspección y perfeccionar la ruta en forma integral.
Objetivamente,
La Biblia establece la hermosura de Ester (evidencia de que la hermosura y los dones
y talentos admirables son de Dios) y la lógica dicta que el ejercicio debió ser
parte de eso. Jesús supo hacer los buenos ejercicios de trabajar y caminar, exaltados
con predica luminosa, sanar y libertar.
Jesús dijo que
vino para que tengamos vida en abundancia, y fue perseguido por religiosos, por
lo que hay que superar al puritanismo y desde la perspectiva que Dios emplea
los medios que Él desea para responder, obrar y edificar, buscar hacer de todo
en la vida, parte de la vivencia que bendice cada día.
Sobre el factor
físico, un ejemplo de supremo reto es perseverar para lograr estar con la mujer
de los sueños aunque uno mismo no tenga lo que se identifica como un físico
admirable. Plantea el reto mayor en diversos sentidos y por eso, se busca enamorar
a la altura que dignifica, consagra y busca crear nuevos y mejores paradigmas.
En fin, el ejercicio
deja de ser bueno cuando idolatra lo incorrecto o se desvía de un propósito
integral. Debe prevalecer lo que es más al buscar salud y sana autoestima. Así,
adelante en la vida como sabia,
heroica y victoriosa causa de amor.
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