El tema para cubrir la posición de Juez Presidente del Tribunal Supremo
de Puerto Rico, aunque pueda impactar temas políticos al atenderse
controversias de materia electoral, no debe generar el ataque apasionado y
polarizado, sino que debe ser oportunidad para educar al país sobre los
procesos en el foro judicial.
El que Romero Barceló se exaltara el 20 de marzo de 2014 por preguntas
de Normando Valentín, me recordó los estilos que tanto aumentaron la violencia
en sus tiempos como gobernante. Fueron tiempos en que la constante lucha
partidista e ideológica, justificaba estilos cuestionables y buscar destruir
las instituciones del ELA.
Se atacaba a la prensa, al Tribunal Supremo y al Colegio de Abogados; se
restaba apoyo al olimpismo puertorriqueño; se ponía obstáculos a la
investigación senatorial de Maravilla; hubo violencia en la UPR y en Villa Sin
Miedo; el desempleo llegó al nivel más alto de su historia por no buscarse
maximizar los instrumentos del ELA; en fin, por “el ideal” y el control
partidista se justificaba todo. Objetivamente, aún una buena persona, puede
perderse al ser dominada por el fanatismo.
El que Romero Barceló insistiera en atacar la decisión sobre los “Pavazos”,
requiere aclaración: El validar la marca en la papeleta que no deja dudas de la
intención del elector aunque esté fuera del cuadrante, es un principio
democrático que beneficia a todos los electores, afiliados y no-afiliados. Lo
que hizo el Tribunal Supremo fue validar el respeto a la intención del elector.
La campaña de 1984 fue crucial para establecer que no se podía progresar
en un país dividido y en contienda. El resultado electoral permitió cambiar ese
estilo, echar a un lado los debates estériles y lograr adelantos de pueblo como
mantener la Sección 936, crear empleos y lograr grandes obras como el Centro
Cardiovascular y del Caribe.
El que Romero Barceló se exaltara, me hace preguntar si lo que busca es activar
el extremo partidismo en tiempos en que lo que más necesita el país es unidad y
concordia. Respeto a todos los que con buen corazón creen en la Estadidad y por
eso exhorto a superar los estilos que tienden al cainismo y a creer que
funciona mejor enardecer emociones que fomentar el diálogo sabio, sereno y
fecundo.
Que se recuerde que el ideal no está en un partido o en una fórmula de
status político, sino en la consagrada obra de justicia social y el progreso integral
con equidad, en el ser humano. No es casualidad que la Biblia exhorte a orar
por las autoridades y por todos. Es bueno orar por Romero para que en esta
etapa de su vida, supere lo que tantas controversias generó en el pasado y forje
mejores recuerdos y lecciones. Es propio orar por los gobernantes y por todos,
ya que el país nos necesita a todos.
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