domingo, 30 de septiembre de 2012

Forjemos desde AHORA los grandes recuerdos


Tan pronto me enteré de que se harían nuevas figuras de colección de la serie “The Six Million Dollar Man”, grandes recuerdos pasaron por mi mente. Lamentablemente las figuras no se ven bien y como muestra, la figura de Steve Austin en nada se parece al héroe y la de Bigfoot es como una mezcla de oso de peluche y hámster.

 

No obstante, la gran aportación es volver a dar una mirada a una serie que hizo historia y sigue impactando. No se trata solo de los que vivimos esos tiempos, sino de las nuevas generaciones que pueden aprender mucho de eso.

 

Prefiero ilustrar este texto con la foto de la figura clásica (foto que obtuve en http://yesterville.blogspot.com/2009/02/kenner-six-million-dollar-man.html) que con la nueva figura. Es algo que me mueve a dar gracias por haber vivido tan valiosos recuerdos y pido a Dios que las nuevas generaciones puedan forjar sus propios recuerdos desde AHORA.

 

En la niñez, mi juguete favorito fue el inspirado en la serie “The Six Million Dollar Man”. Siempre recuerdo cómo mi padre, q.e.p.d., me complació en eso (su bondad y alam de niño era fuera de serie). Nos dice “Wikipedia” que en la serie, la trama era acerca de Steve Austin (Lee Majors), un astronauta y piloto de pruebas que sufre un terrible accidente durante un vuelo experimental y como resultado, los médicos deben amputarle ambas piernas y el brazo derecho, perdiendo también la visión de un ojo.

 

 Dice: “La agencia gubernamental O.S.I., que trabajaba en el desarrollo de un proyecto secreto llamado Biónica, toma a Steve como sujeto de prueba y reemplaza sus miembros perdidos por partes cibernéticas que tienen un costo total de seis millones de dólares (de ahí el nombre de la serie). Estos nuevos miembros le dan una fuerza enorme, además de gran velocidad y capacidades de visión telescópica e infrarroja. Después de esto, y como pago a la deuda por su intervención quirúrgica, Steve se convierte en agente de O.S.I. y cumple peligrosas misiones”.

 

Sobre la duración de la serie informa: “Luego del estreno y el éxito rotundo de tres telefilmes del personaje, la ABC produjo una serie regular a partir de enero de 1974… El último episodio se emitió en marzo de 1978”.

 

Para mí, los recuerdos son mayores que lo que presenta bien “Wikipedia”, porque lo viví. Fui afortunado al haber vivido en mi niñez el ver esa serie con la magia que sólo conocen los niños. Agradezco a mis padres por el techo, el sustento y la formación integral, haber podido ver la serie y tener juguetes. Aun habiendo solo un televisor en casa, no me perdía esa serie.

 

En la serie, en verdad se lograba mucho con la tecnología de ese tiempo y había excelencia en la actuación. Los patios escolares y en las comunidades, y los juegos en casa, parecían convertirse en sets de la serie por la inventiva de los niños. Era única la escena de niños simular correr en cámara lenta.

 

Los juegos de niños y de niñas afirman roles; así, en “Wikipedia”, se nos informa también sobre la serie que originó la muñeca para las niñas: “Al final de la temporada, se presentó en el episodio doble "The Bionic Woman" la historia de Jaime Sommers (Lindsay Wagner)”. En ese episodio, muere la mujer biónica, pero por el gran apoyo de los fans es revivida y la serie "The Bionic Woman" también fue exitosa. Aunque había problemas sociales, se disfrutaba sanamente en lo que inspiraban las series que no exacerbaban tales problemas para buscar un “rating”, sino que se lograba positivamente.

 

Mientras era grande el éxito de “The Six Million Dollar Man” y "The Bionic Woman", también era grande el éxito de producciones locales de talentos como Tommy Muñiz y José Miguel Agrelot, lo que confirma que es incorrecta la teoría de que en televisión hacen daño los programas extranjeros a la producción local; lo mejor es tener la mayor y mejor variedad posible. Las grandes series beneficiaron mucho a la calidad televisiva.

 

En verdad se necesitaba mucha calidad en la televisión para brindar un oasis en tiempos retadores y convulsos. Para ese tiempo del 1974-78, hubo impactantes sucesos como la guerra en el Medio Oriente, atentados terroristas, la crisis económica por el aumento exorbitante del petróleo que jamaqueó al mundo entero, la guerra fría, la renuncia de Nixon por el escándalo Watergate, el azote de la tormenta Eloísa en Puerto Rico en 1975 y el auge en la incidencia criminal.

 

Aun así, hubo avances en Puerto Rico como el nuevo Código Penal de 1974, la llegada del Programa de Cupones para Alimentos (ayuda al necesitado y al comercio en tiempos de crisis) y la Sección 936 (herramienta para crear empleos), el subsidio en el pago de energía eléctrica (alivio cuando más se necesitaba), la creación del Programa de Paradores Puertorriqueños y la afirmación de que los medios democráticos son la mejor forma para canalizar inquietudes, energías y aspiraciones.

 

En fin, aunque en aquellos días había quienes veían con temor tiempos apocalípticos y hubo películas y series que abordaban el tema del fin de la humanidad (como la serie televisada de “Planet of the Apes” de 1974), la realidad de que en los momentos difíciles es cuando con más fe, vigor y amor podemos levantarnos, es impulso unificador que supera los temores, las diferencias y las fronteras partidistas e ideológicas. Ahí está la gran hazaña que hace de aquellos efectos de la biónica en las series “The Six Million Dollar Man” y "The Bionic Woman", una imagen análoga a cómo desde el poder que viene de adentro consagradamente, se puede alcanzar mayores alturas, descubrir nuevas fuerzas, hacer más y ver más allá.

 

En la niñez, no se está directamente atento a los temas de los adultos, pero aún en la fantasía y la imaginación que entretenía a los niños, en Steve Austin y Jaime Sommers tenemos elocuentes ejemplos de que los avances en la tecnología, no eran grandes en sí, sino en el corazón a que sirven. ¡Qué mucho se necesita hoy a los héroes como Steve y Jaime que fomenten los buenos valores y el heroísmo que es realizable! ¿Son muy diferentes los tiempos presentes de aquellos tiempos?

 

¿Creemos en la existencia y el poder de Dios, y en milagros? ¿Vemos y entendemos las verdaderas y máximas potencialidades de la nueva tecnología (que debe estar al alcance de todos y no de unos pocos), como medios para apoyar la restauración y el reverdecer? ¿Creemos en la capacidad el ser humano para superarse a sí mismo y progresar y fructificar? ¿Cada tiempo tiene sus propias realidades y sus propios afanes y retos? ¿La historia es cíclica? ¡Animo, podemos crecer y levantarnos!

 

Al compartir estos recuerdos, les envió un saludo especial a todos aquellos niños que hoy son adultos. Sería bueno transmitir en la televisión puertorriqueña aquellas grandes series. Que los niños de ayer y los niños de hoy, se encuentren en la nueva conciencia y el abrazo forjador, para las luminosas hazañas de los nuevos tiempos. Forjemos desde AHORA los grandes recuerdos. Dios ilumine a todos.

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