sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Estamos en una nueva era?


Mucho se habló y teorizó sobre el calendario maya y ahora, se concluye que no era “el fin del mundo” el 21 de diciembre de 2012, sino “el comienzo de una nueva era”. ¿Estamos en una nueva era? ¿Qué se ve y/o se siente diferente? ¿En verdad todos estamos bien? ¿El mundo está bien?

 

En buena medida, por eso escribí: “Celebrar que el mundo no acabó para seguir en más de lo mismo, es acabarlo día a día”.

 

¿Debe darse en el ser humano un renacer análogo con el nacimiento de una estrella? Para entender esta pregunta, veamos cómo Wikipedia define a una estrella:

                    

·         “En un sentido general, puede afirmarse que una estrella es todo objeto astronómico que brilla con luz propia. En términos más técnicos y precisos, podría decirse que se trata de una esfera de plasma que mantiene su forma gracias a un equilibrio de fuerzas denominado equilibrio hidrostático. El equilibrio se produce esencialmente entre la fuerza de gravedad, que empuja la materia hacia el centro de la estrella…”.

 

En pocas palabras, si una estrella nace de unas nubes de gas, llamadas nebulosas, en un material se condensa y se une hasta formar la estrella, entonces somos llamados a hacer de la sumatoria de nuestra vida, la materia prima para renacer. Es así que, por uno solo tiene control de los actos de uno mismo, comienza la nueva era de uno mismo y de ahí, se va generando la era análogo a la constelación de nuevas estrellas.

 

Para no caer en teoría repetitiva o demasiado elevada, o un libreto más de autoestima, me atrevo a plantear lo siguiente: ¿Cuántos pensarán que en su drama personal es imposible una nueva era, que no vale la pena seguir luchando, que no pueden hacer la diferencia o que es imposible llegar a donde se proponen llegar?

 

Voy más allá, partiré de mi drama personal:

                    

·         Que busco reconocer y honrar los motivos de gratitud es un hecho, pero que hay motivos de inquietud también es un hecho.

 

·         Que reconozco en el milagro de vida de mi madre un testimonio que confirma que siguen ocurriendo milagros en el mundo es un hecho, pero que aún hay asuntos pendientes también es un hecho.

                 

·         Que doy gracias por el sustento y los factores positivos que coinciden en el taller laboral es un hecho, pero que no hay puntos finales y no todo está como debería estar también es un hecho.

                

·         Que he tomado decisiones correctas es un hecho, pero que no todas las decisiones que he tomado han sido correctas también es un hecho.

 

·         Que pueda haber quien piense que debo conformarme y no seguir luchando por los motivos que más me motivan es un hecho, pero que prefiero seguir adelante en pos de vivir y consagrar el cumplimiento de una promesa también es un hecho (lucha en la que insisto en tiempos en que es creciente en el país la decepcionante tendencia de no querer hablar del tema de las promesas y en vez de enfocar en testimonio de cumplimientos de promesas, se opta por el libreto fácil de que es mejor no prometer y seguir en más de lo mismo, que prometer y no cumplir).

 

En fin, todos compartimos la misma realidad humana. Así, cada milagro que se pueda recordar hoy, tiene que confirmar que NO es imposible ser parte de nuevos y más milagros. Cada lágrima genuina y pura, debe mover a lograr comenzar cambios. Cada persona que busca asumir bien su responsabilidad y agradar a Dios, debe ser motivo de aliento a la acción de bendecir para ser parte de una cadena de crecimiento integral y sabia edificación. Cada ejemplo que llegue al pensamiento de voluntad y perseverancia, nos tiene que confirmar que NO es imposible rescatar el verdadero amor con poder que es capaz de mucho por la fuerza que viene de adentro.

 

NO se trata de religión y apariencia, sino de relación y esencia con lo supremo y trascendente. Que el factor común pueda ser la prudencia y un nuevo nivel de conciencia, en que los nuevos días a partir de hoy, no sean de un más de lo mismo que nada bueno aporta, sino de una Revolución Diaria que desde cada vida y su drama, vaya forjando los trazos de perfeccionamiento en el gran cuadro de la creación.

 

¿Estamos en una nueva era? ¿Somos capaces de dar gracias por lo logrado, perseverar humilde y valientemente con un amor real y fe bien fundada por lo aún no logrado, y de la acción de mutua bendición para edificar, hacer patria y derribar muros de indiferencia, ignorancia, violencia, soberbia y envidia? Dios ilumine a todos.

 

--Gerardo L. Berríos Martínez

 

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