El Día de Reyes es
fiesta de niños, y para volver a ser niños. En las alegrías, gratos recuerdos y
lecciones formativas, recordemos la atención y abarcador cariño que merecen las
almas en la edad dorada. Así se une y edifica a generaciones.
Las culturas más admirables del mundo y de la historia, tienen en común
que se valora y respeta a los mayores. Los milagros que está obrando Dios en
personas mayores confirman que quienes dan énfasis desmedido en la juventud
están tomando una ruta contraria a la señalada por el Altísimo. El mensaje es
contundente para sembrar y hacer el bien: NO al discrimen por edad, Sí a potenciar
generaciones.
Recordemos que
envejecer es realidad compartida por todos y dar amor con madura y sana
conciencia es llamado común a todos. Honremos
al Supremo Creador con una existencia sin crueldad o ciegos egoísmos, que
fructifique en la igualdad humana, dignifique y edifique consagradamente. Adelante
con sensibilidad y trascendencia. Adelante en la vida como sabia, heroica y
victoriosa causa de amor.
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