Se estaba
organizando un compartir especial para el viernes 17 de enero de 2014 en el
Comité Central del PPD en Ponce con Rafael Rodríguez, mejor conocido como Papo
Chavier. El motivo de la actividad era un motivo alegre que me traía recuerdos.
Recuerdo que
participé por primera vez en una campaña en 1984 y en ese tiempo conocí a Papo.
Fue el año en que se inauguró el comité en donde sigue ubicado al día de hoy en
la Calle Atocha. Recuerdo que iba con mi padre, q.e.p.d., a las actividades y
conversábamos con gran cordialidad con Papo.
Coincidimos en
la campaña del ’84 en pro del doctor Raúl Ramírez. En ese esfuerzo, a nivel de
estrategia brillaron el licenciado José Ángel “Chiro” Cangiano y Salvador
“Chiri” Vassallo. Entre el 1981 y el 1984, se desarrolló un ejemplar proceso de
reorganización en que Rafael “Churumba” Cordero Santiago fue Delegado
Presidencial.
La campaña fue
tan exitosa, que el PPD creció significativamente y Hernández Colón gana por
primera vez en su Ciudad natal. Para 1988 el candidato a Alcalde de Ponce es
Churumba y logra la victoria Popular del ’88. La concentración de cierre de campaña
del PPD en la Ciudad Señorial fue impresionante.
En todas las
campañas, Papo siempre atento al desarrollo del PPD y a que no se pierda el rumbo,
el sentido de propósito y la sintonía con el pueblo.
Coincidí con
Papo en el 2008 en el Movimiento Autónomo Ponceño. Nos guiaron causas correctas
a tono con los valores que inspiraron a Luis Muñoz Marín y a Churumba Cordero;
siempre manteniendo en la perseverancia, las esencias de Pan, Tierra, Libertad.
Sin embargo, lo mayor que trasciende a la política en Papo, es la FE.
Con esa fe,
Papo contemplaba un desarrollo del ELA en plena soberanía sin temor alguno. Con
esa fe, Papo veía lo sagrado con suma reverencia y sabía ser buen amigo. Con
esa fe, Papo sabe lo que es la indignación y dar cátedra desde la humildad y la
franqueza para decir lo que hay que decir. Es la fe que desde el hogar forja
mucho.
Así, hace un
año, al enterarme el 14 de enero de 2014 de la muerte de Papo, un silencio me
dominó. Di gracias por haberlo conocido. Di gracias por el ejemplo de
laboriosidad y productividad, de progreso sin dejar de ser quien es. Di gracias
por los testimonios positivos que dio en su lucha por la vida y por la
integridad en unos ideales.
Buscaba
imaginar que en esas calles doradas y gloriosas del Reino, llega Papo, es
recibido por San Pedro y María le habla de cómo el amor purifica y redime. De
ahí pasa a un recorrido en que saluda a mi padre y le habla de mí. Sigue y
conversa con Chiro, Chiri, Chin Cordero y personas que apreció. En la ruta, el
prócer Muñoz Marín, y su gran amigo Churumba Cordero, le hablan de cómo en el
Reino todo lo de liderato y afanes es muy diferente, y cómo las alegrías en lo
que llena sigue por siempre.
Sin embargo,
todo lo mejor de la fe nos indica que hay algo inenarrable, espiritual y
sublime superior a todo eso. Así, aunque extrañaremos a Papo (sus comentarios,
humor, estilo y hasta el café que hacía en el Comité que parecía té), vivirán
los buenos recuerdos, algo de él estará en cada comentario genuino y sonrisa
sonora, y en verdad se le desea paz a su familia y gozo eterno a Rafael
Rodríguez (Papo Chavier).
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