lunes, 5 de enero de 2015

En la víspera de Reyes: Tres sabios...

Uno de los más tiernos y forjadores recuerdos, es ver con ilusión a tres estrellas. Al son de “los tres santos reyes, los tres, y los tres…”, generaciones han celebrado esta festividad con gran emotividad, y en algunos casos hasta con promesas.
      
Es una tradición cultural, y es mucho más que eso en su esencia. Es una lección de adoración al Rey de Reyes. NO es para fomentar el insularismo, lo religioso o las controversias y diferencias ideológicas, ya que el Príncipe de Paz vino al mundo para que tengamos “vida en abundancia” (Ver San Juan 10:10), con un mensaje redentor para todo el mundo (Ver San Mateo 28:16-20). Somos llamados a entender y crecer.
                
·         En relato bíblico en San Mateo 2:1-12 dice: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará[a] a mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Es poco lo que el Evangelio de Mateo menciona sobre los Magos de Oriente. En particular, no menciona un número específico de ellos aunque sí se menciona que entregaron tres regalos. Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?».”

El relato no indica los nombres de los magos ni cuántos eran, pero sí identifica los géneros de regalo. Lo de “abriendo sus tesoros”, nos indica que no dieron pequeñas cajitas o “souvenirs”, sino Todo Lo MEJOR. Ahí está la gran lección de honrar cada día al Altísimo con todo lo mejor de lo que se es capaz, en que lo que mejor defina a uno sea lo que uno viva y consagre con fe, sabiduría, visión, honor, amor y valor.

El término “magos” no se refiere ahí a “hechiceros”, ya que la Palabra de Dios no avala esa práctica. El término “magos” se refiere a “hombres sabios” u “hombres de ciencia” (así se les llama en diversas versiones de la Biblia en inglés). No fueron reyes y NO son divinidades a las cuales rendirles culto o pleitesía. La Biblia es clara:

·         “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo…” (1 Timoteo 2:5).

·         “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra…” (Filipenses 2:10).
                                                      
·         “El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden. Si estuviereis en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me amó, también yo os he amado: estad en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis los unos á los otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hiciereis las cosas que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias. No me elegisteis vosotros á mí, mas yo os elegí á vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé” (San Juan 15:6-16).

No es cuestión de religión y apariencia, sino de relación y esencia. Al, celebrar una de las más bonitas tradiciones con esencia cristiana, que domine la sana conciencia, que se aproveche para educar y formar bien, y que al celebrar, no olvidemos la empatía y solidaridad con quienes sufren, a tono con lo que dice el Señor en San Juan 4:23-24:

·         “Pero vendrá la hora y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque también el Padre busca a tales que lo adoren. Dios es espíritu, y los que le adoran, deben adorar en espíritu y en verdad."

Crecemos al volver a ser niños a la altura de lo que agrada al Señor y fructifica. Dios ilumine a todos en la vida como sabia, heroica y victoriosa causa de amor. 










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