Hay heroísmo tanto en lo humilde que
da todo lo mejor del ser, como en lo que comunica con prudencia para que el
testimonio dé luz de verdad y no soberbia. Hay heroísmo en no renunciar a los
grandes propósitos. Hay heroísmo en seguir perseverando con fe, valor y amor ¡El
heroísmo consagrado es real y puede mucho!
¡Sí! Podemos llegar a donde no hemos
llegado. Podemos vestirnos del heroísmo que hace la diferencia:
·
al dar fe en donde no la hay,
·
al saber decir no al mal,
·
al saber decir sí a lo que suma a la vida de quienes se
ama y más allá,
·
al dar el bálsamo a los que lloran y sufren,
·
al dar el perdón que no es simbólico y sí es camino de
cambio y evolución,
·
al dar la solidaridad a quienes resisten ante las
manifestaciones de la corrupción,
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al dar comprensión en donde se ha perdido,
·
al dar apoyo al caído para levantarse,
·
al dar fuerza a las buenas causas,
·
al dar atención debida al alma en formación y al alma que
merece dignidad y tanto puede aportar en los años dorados,
·
al dar el buen consejo que aporta a perfeccionar la
jornada,
·
al dar potenciación a quienes necesitan redescubrir que
no es demasiado tarde,
·
en fin, el heroísmo abre caminos en la soledad, busca
sabiduría trascendente y edificante, y
crece en pos de nuevas y mejores realidades.
El heroísmo real se atreva a vivir,
perseverar y fructificar con el más abarcador amor.
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