NO
ESTOY DE ACUERDO con el pensamiento de “Dios le debe a Hacienda”, ya que
NADA tiene que ver Dios con las actuaciones
de quienes desean acaparar sin asumir responsabilidades. En adición, ese
pensamiento le cae como anillo al dedo al manipulador que busca tergiversas
temas y desviar de los grandes issues.
ESTOY
DE ACUERDO con el principio de que TODAS las iglesias aporten lo que procede en
orden y justicia, a tono con la Palabra en Lucas 20:22-26:
·
“¿Nos es lícito dar
tributo a César, o no?
Mas él, comprendiendo la
astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?
Mostradme la moneda. ¿De
quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César.
Entonces les dijo: Pues
dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Y no pudieron sorprenderle
en palabra alguna delante del pueblo, sino que maravillados de su respuesta,
callaron”.
En
adición, a quien más se le da más se le exige, por lo que desde los niveles más
consagrados se debe dar mayor testimonio de humildad, honradez y dignidad.
Que
conste es esa aportación debe darse por ser lo correcto en pro del bien común y
de educar con el ejemplo; y eso EN NADA afecta al principio constitucional de
separación de Iglesia y Estado.
El
principio constitucional de separación de Iglesia y Estado (Sección 3, Artículo
2) va dirigido a que no haya una religión oficial, no excluye al liderato y
pueblo cristiano de las decisiones fundamentales, y tampoco les otorga poder
para manipular y dirigir. De hecho, nuestra ejemplar Constitución comienza en
el Preámbulo así:
·
“Nosotros, el pueblo de
Puerto Rico, a fin de organizarnos políticamente sobre una base plenamente
democrática, promover el bienestar general y asegurar para nosotros y nuestra
posteridad el goce cabal de los derechos humanos, puesta nuestra confianza en
Dios Todopoderoso…”.
Es
cierto que las iglesias aportan en lo social, pero NO se trata de un favor o un
privilegio; y no debe convertirse en un subterfugio para evadir el aportar en
otras áreas, o para justificar estilos cuestionables, apetitos y lucro
desmedidos. La aportación social y espiritual debe ser mayor cada día y
perfeccionada en la ruta constantemente, porque se trata de un deber a tono con
una doctrina, un llamado y una vocación.
La
Constitución enfoca la mirada en el “Dios Todopoderoso”; y si vemos los
símbolos patrios, el escudo tiene al cordero sobre la Palabra. Es Puerto Rico
la Isla del Cordero y por consiguiente, buscar agradar al Altísimo tiene
grandes y reales alcances. Eso requiere
también sumo discernimiento. Veamos:
En el
documento “Estudios Comparados de Códigos Penales - Parte General y Especial”,
la doctora Dora Nevares Muñiz dice:
·
”El Código Penal
de Puerto Rico vigente define el término fraudulentamente como todo ‘acto
cometido mediante ardid, simulación, trama, treta o mediante cualquier forma de
engaño’.”
En lo
comparativo con Códigos Modelos y Anteproyectos, dice:
·
“Dentro del
Capítulo IV, el cual trata del enriquecimiento injusto abusando de la confianza
o de la necesidad ajena, hay una sección dedicada a la usura. A diferencia de
Puerto Rico, sanciona explícitamente al que se aproveche del estado de
necesidad de una persona y se hiciere dar o prometer intereses mayores a los
establecidos legalmente”.
La lógica
dicta que se necesita ampliar y especificar en el Código Penal de la Isla.
En Puerto
Rico, generan debates y controversias los casos en que:
·
Se piden siembras
financieras a las congregaciones para proyectos que no se cumplen ni
desarrollan.
·
Se busca un
enriquecimiento personal cuestionable a base de las siembras financieras de los
creyentes.
·
Se abusa del
concepto bíblico de que hay diversas clases de ofrenda, para sacar el máximo
posible de cada bolsillo.
·
Se obtienen
siembras financieras en base a expectativas y promesas que no se cumplen y
luego se despacha tratando de culpar a quien siembra.
Es cierto
que la pobreza no es elemento que acerque más a Dios, y que Jesús dice
claramente que vino para que tengamos vida en abundancia (Ver San Juan 10:10).
Sin embargo, eso no justifica el olvidar el deber de ser sensibles (con mano
amiga) hacia los pobres y el tergiversar principios para buscar alimentar
apetitos desmedidos.
Se
necesitan crecientes testimonios de prosperidad con sana conciencia para hacer
y sembrar el bien. Pero se necesitan también acciones para frenar lo que pueda
caer en corrupción. Que no se argumente que fueron “siembras voluntarias”, ya
que cuando median argumentos y estrategias manipuladoras, no hay libertad.
Más
allá de lo implícito o explícito en las leyes, o de lo que pueda ser materia de
legislación, ciertamente se necesita que quienes explotan lo de utilizar causas
justas y santas para engaño y lucro personal, NO escapen del brazo de la
justicia.
Más
allá de remedios legales y judiciales, a cada creyente le toca ser sabio a la
hora de congregarse y sembrar. Nada justifica decir “amén” a lo que no es bueno
y santo. Lo que es de Dios infunde paz integral. Que haya pleno apoyo a quienes
cumplen bien. Que las iglesias den ejemplo de lo correcto. Que no haya
impunidad en lo que se desvía y daña. Que la efectiva aplicación de la justicia
divina, comience en este mundo.
Afortunadamente
no todo el liderato religioso falla. Es importante la oración para que quienes
estén ante las congregaciones, NO se dañen, NO dañen y fomenten la plena
abundancia de todos en línea con la Palabra y la sana doctrina cristiana.
La
separación de Iglesia y Estado, bien interpretada, es del agrado del Altísimo;
por ejemplo, la presencia de los Centros Sor Isolina Ferré es plenamente
apoyada por la obra social que supera lo religioso y toda frontera (¿Cuántos
religiosos necesitan recordar que Jesús enseñó la fe en amor y buenas obras, y
no en contiendas y pequeñas agendas particulares?). Optemos por el bien, la paz
y la verdad; en la patria que nos necesita a todos y la visión de honrar la
existencia breve y la fe mayor. Dios ilumine a todos en la vida como sabia,
heroica y victoriosa causa de amor.
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