domingo, 19 de abril de 2015

Fe con poder…

Fe con poder no es no tener debilidades y caídas, es tener capacidad para levantarnos y fuerza para no renunciar al amor y a las grandes causas. Adelante…

La base bíblica de los capítulos completos de Juan 14, 15, 16 y 17, nos presentan el Gran Mensaje de Jesús de sabiduría, poder y aliento a los apóstoles antes de la pasión y muerte, y a las futuras generaciones. Veamos unos detalles:

·         En Juan 14 se establece que Jesús es el camino al Padre, y la promesa del Espíritu Santo. En Juan 14:10-14 se transmite PODER: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”.
                               
·         En Juan 15 se establecen realidades ante las que hay que desarrollar fe con fortaleza. En Juan 15:20 dice: “Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”.

·         En Juan 16 se afirma que ante realidades, habrá la obra del Espíritu y victorias. En Juan 16:33 afirma: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.

·         En Juan 17 pronuncia la Gran Oración por los discípulos presentes en ese momento, y por las futuras generaciones. En Juan 17:20-23 bendice, con sentido de amor, sabiduría y equidad, así: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.

¡Hay esperanza para todos los tiempos! En cada alma hay la capacidad para renacer y reverdecer; para buscar superar heridas y marcas, tal como luego de la Resurrección las marcas de la flagelación no son más que lo glorioso. Si se acepta que uno solo tiene control de los actos de uno mismo, optemos por los pasos y ajustes presididos por el Señor. ¡Que den luz los nuevos testimonios victoriosos! ¡Adelante!

·         "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". --Juan 10:10

                             

No hay comentarios:

Publicar un comentario