El heroísmo no es ciencia ficción, fantasía,
juego de niños o un imposible en el mundo. El heroísmo real da nuevas
dimensiones a lo que cautiva desde temprano, a lo que se lee, a lo que se ve en
películas y series, y a los héroes y heroínas que se admiran; hace de la vida
misma, la más apasionante aventura. El heroísmo real brilla en ejemplos como,
sin limitarse a, los siguientes:
·
En la capacidad para amar que comienza buscando agradar
en todo detalle y obra, manifestación de productividad y laboriosidad,
creatividad y vocación, al Supremo Origen de Paz, Orden y Amor.
·
En la decisión de congregación en el lugar correcto con
ambiente de sumo respeto y sana doctrina; que no es cuestión de religión o solo
socialización, sino de compromiso real que desde lo que se recibe, mueve a
edificar en todo.
·
En la decisión de quien no
se congrega, de no renunciar a la fe, no cerrar puertas y buscar en verdad
honrar al Creador.
·
En el valor de quienes abren caminos en la soledad, sin
buscar hacer daño a los demás y procurando la realización que llena.
·
En el honor de las almas que buscan fundamentar grandes
peticiones y planes en cumplir grandes promesas al Señor.
·
En los niños que desde temprano se identifican con la
ruta de respeto y armonía; en los adultos y envejecientes que dan valor al
milagro de cada nuevo día.
·
En quienes asumen responsabilidades y roles de liderato
con la búsqueda primaria de humildad y sabiduría para servir bien.
·
En quienes crían y educan conscientes de que la nueva generación
debe rescatar valores y redescubrir lo que une en el bien.
·
En quienes recuerdan con agradecimiento a los fallecidos
y procuran transmitir la herencia visionaria que capacita para crecer en todos
los sentidos.
·
En quienes oran de verdad, en la forma correcta y sin
manipulaciones o vanos ritos; en ese lugar privado de oración en que la
conciencia ante sí y el Señor, se encuentra en donde se manifiesta el Espíritu
y se forjan sueños y rumbos de vida.
·
En las inenarrables batallas y perseverancia que aplica
en forma distinta a cada cual, pero nos llama a todos a dar trascendencia a la
existencia.
¡Sí! Hay heroísmo tanto en lo
callado que da todo lo mejor del ser, como en lo que comunica con prudencia
para que el testimonio dé luz de verdad y no aliente la soberbia. ¡Sí! ¡El
heroísmo consagrado es real y puede mucho!
¡Sí! Podemos llegar a donde no hemos
llegado. Podemos vestirnos del heroísmo que hace la diferencia al dar fe en
donde no la hay, al saber decir no al mal, al saber decir sí a lo que suma a la
vida de quienes se ama y más allá, el bálsamo a los que lloran y sufren, el
perdón que no es simbólico y sí es camino de cambio y evolución, la solidaridad
a quienes resisten ante las manifestaciones de la corrupción, comprensión en
donde se ha perdido, apoyo al caído para levantarse, fuerza a las buenas
causas, atención debida al alma en formación y al alma que merece dignidad y
tanto puede aportar en los años dorados, el buen consejo que aporta a
perfeccionar la jornada, potenciación a quienes necesitan redescubrir que no es
demasiado tarde, en fin, el heroísmo no es ciencia ficción, fantasía, juego de
niños o un imposible en el mundo. El heroísmo real se atreva a vivir,
perseverar y fructificar con el más abarcador amor.
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