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“La noche del 30 de abril me llamó del
hospital el sargento Sierra. Don Luis había muerto.
El
pueblo se volcó en el Capitolio donde se le expuso. Tras dos noches de vigilia
durante los cuales pasó una muchedumbre interminable frente al féretro, salió
el entierro hacia Barranquitas, parando primero en la Catedral de San Juan.
Silencioso y adolorido, el pueblo se alineó por toda la ruta para decirle su
último adiós. Ese día las nuevas generaciones descubrieron a Muñoz”.
--Rafael
Hernández Colón, “Retos y luchas”
El 30 de abril de 2015 se cumplen 35 años del fallecimiento del prócer y
maestro Luis Muñoz Marín. Para 1980, estaba en escuela intermedia y mi gran
recuerdo de cómo entendí que falleció alguien grande, fue ver por primera y
única vez a mi abuelo llorar.
Recuerdo que se dio en el país ante la muerte del fundador Muñoz Marín,
un ambiente de Viernes Santo, que luego en la medida de recuerdos y anécdotas,
iba reverdeciendo esperanzas en el nivel de la Pascua.
Aunque el rostro de Muñoz reflejado en el cuadro pintado por Rodón
proyectaba unos dolores y choques, en el contexto total de un país con complejos
retos y problemas socioeconómicos, con una calidad de vida en deterioro, el
pensamiento del líder era vital punto de referencia para descubrir que la gesta
refundadora es realizable.
Hace 35 años comenzó en mí la curiosidad que me llevó a encontrar
grandes lecciones de vida en los mensajes de Luis Muñoz Marín y Rafael
Hernández Colón. Soy parte de la generación que descubrió al gigante que
potenció la palabra “compatriotas” en la jornada, en su muerte; quien descubrió
en incontables lágrimas, muchos rocíos…
Recordar a Luis Muñoz Marín es alentar el forjar generaciones y
perfeccionar al ELA. La vida y obra de Muñoz y sus causas de progreso integral
y justicia social, nos recuerda que la equidad es buena y agrada a Dios. Porque
todo lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia que todos
somos hijos de Dios, cada alma que busca hacer y sembrar el bien, es
instrumento de Dios y canal de bendición.
Muñoz sigue presente en la vigencia de mensajes y en la magnitud del
propósito de la obra de prosperidad, justicia y dignidad humana, que como
dijera el maestro en 1964, “trasciende en el tiempo y es una que une a todos
los puertorriqueños que quieren el bien de Puerto Rico en términos en que
hondamente se propone hacer el bien de Puerto Rico”. Muñoz es el prócer de
generaciones, pero la gran hazaña fue su ejemplar liderato con la fuerza de un
pueblo unido. En el siglo 21 podemos hacerlo de nuevo.
Hoy nuevamente se necesita liderato del nivel fundador y el nuevo paradigma
está en la mujer que abre caminos e inspira corazones y voluntades. Porque el
país nos necesita a todos, consagremos las nuevas causas y esfuerzos. Dios
ilumine a todos.
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“Preserva siempre tu voluntad, claridad de entendimiento,
sensatez y firmeza de decisión. Esa es tu fuerza…” –Luis
Muñoz Marín
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“Descansa, Muñoz, Maestro querido, descansa
en paz, que tu pueblo sigue tu lucha. Ese pueblo que forjaste, sencillo,
inteligente, generoso y valiente, te honrara superándose cada vez más ante los
retos de la historia”. –Rafael Hernández Colón
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