En el debido
proceso, un paciente que se encuentra en Intensivo, es enviado a una habitación
regular antes de ser dado de alta. Debe ser al extremo excepcional el caso para
que eso no ocurra.
Cuando se
envía el paciente de Intensivo directo a la casa, es lógico el resultado de que
por no haber tenido el debido tratamiento, la recuperación es más difícil y hay
un mayor riesgo de complicaciones. Le toca al paciente con el apoyo de su
familia y amistades, levantarse por fe o por coraje.
Cuando se da
de alta a un paciente sin estar listo para ello, lo más probable es que
regresará al hospital.
Cuando se da
de alta a un paciente sin estar listo
para ello, no es la voluntad de Dios y mucho menos permite proclamar un
testimonio victorioso, es salvajismo.
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