El amor ve que todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se
persevera mejor y se agrada al Creador mediante la inclusión, el buen trato y
la ruta unificadora y constructiva de la paz, la restauración y la verdad en el
buen camino.
El odio ve que no todos somos hijos de Dios y desde esa perspectiva, se
justifica la exclusión, el maltrato, y la ruta equivocada de la pequeña agenda,
la manipulación y la tergiversación que no agrada al Creador.
Todo lo mejor del ser humano nace y se manifiesta desde la conciencia de
que todos somos hijos de Dios.
Porque Dios emplea los
medios que Él desea para responder, obrar y edificar, cada alma que opta por
hacer y sembrar el bien, es instrumento de Dios y canal de bendición. Somos
llamados a sembrar y hacer el bien en sana libertad en el Señor. Somos llamados
a crecer y fructificar en la Equidad que es buena y agrada a Dios. Sea la vida
una causa de amor.
·
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de
Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no
ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” –1 Juan:4:7-8
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