Descentralizar,
regionalizar y municipalizar es democratizar. ¡Adelante senador Martín Vargas
con el apoyo de su equipo de trabajo, el pueblo y la consagrada visión de
avanzada! ¡Adelante Puerto Rico, la Isla Estrella! Dios ilumine a todos, jalda
arriba en la causa forjadora del progreso con equidad, a la altura del siglo
21.
·
“Cuando se redactó la Constitución del Estado Libre Asociado,
se señaló por un eminente pensador político, la máxima autoridad sobre el federalismo,
que su mayor falla consistía en que no
disponía para una autonomía a nivel municipal y mantenía un régimen de gobierno
excesivamente centralizado, que se arrastraba desde la época colonial…
El centralismo es
insensible e inaccesible. El centralismo es gobierno en aislamiento. Hay que
romper el muro del centralismo para abrir las puertas a la participación del
pueblo...
¿Por qué el
municipio para lograr la descentralización y la participación ciudadana? Porque la participación democrática tiene que
darse en una escala geográfica, dentro de unos espacios y tamaños que permitan
una interacción continua de la ciudadanía con los funcionarios con poder para
resolver. ¿Por qué el municipio? Por su, cercanía al pueblo, a las bases
sociales. Por su capacidad para interactuar con la ciudadanía de diversos
sectores, áreas, grupos, o intereses para buscar soluciones en común. Por su
conciencia de las necesidades de la gente. Conocimiento real, palpable, que no
depende de papeles, de informes, enviados a través de múltiples niveles burocráticos.
Conocimiento humano del dolor de un pueblo...
La Reforma
Municipal, en el desarrollo histórico del ELA, representa en este momento el
perfeccionamiento operacional de nuestra estructura interna. Esa es la reforma
de hondura democrática que necesitamos para hacer más eficaz nuestro sistema de
gobierno. Para poner un mayor poder en manos del pueblo. Para desatar energías
creadoras, fuerzas de justicia, superación y progreso. Para desatar esas
energías, hay que creer en el pueblo. Hay que creer que el pueblo puede hacer
mucho más por si mismo que depositar un voto cada cuatro años. Hay que creer que
los puertorriqueños tenemos capacidad para gobernarnos, no solamente desde los
altos pisos de las oficinas centrales, sino también desde las modestas oficinas
de los municipios donde se siente el palpitar del pueblo. Hay que creer que la ciudadanía
tiene el interés y la capacidad para aportar a la planificación de las ciudades
y pueblos en que vive. Hay que creer que las urbanizaciones y comunidades
pueden organizarse para proveerse los servicios o instalaciones necesarias para
su bienestar si ponemos los instrumentos de participación a su alcance”.
–Rafael Hernández
Colón
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