jueves, 17 de octubre de 2013

Descentralizar, regionalizar y municipalizar es democratizar.

Descentralizar, regionalizar y municipalizar es democratizar. ¡Adelante senador Martín Vargas con el apoyo de su equipo de trabajo, el pueblo y la consagrada visión de avanzada! ¡Adelante Puerto Rico, la Isla Estrella! Dios ilumine a todos, jalda arriba en la causa forjadora del progreso con equidad, a la altura del siglo 21.

·         “Cuando se redactó la Constitución del Estado Libre Asociado, se señaló por un eminente pensador político, la máxima autoridad sobre el federalismo, que su mayor falla  consistía en que no disponía para una autonomía a nivel municipal y mantenía un régimen de gobierno excesivamente centralizado, que se arrastraba desde la época colonial…
El centralismo es insensible e inaccesible. El centralismo es gobierno en aislamiento. Hay que romper el muro del centralismo para abrir las puertas a la participación del pueblo...
¿Por qué el municipio para lograr la descentralización y la participación ciudadana?  Porque la participación democrática tiene que darse en una escala geográfica, dentro de unos espacios y tamaños que permitan una interacción continua de la ciudadanía con los funcionarios con poder para resolver. ¿Por qué el municipio? Por su, cercanía al pueblo, a las bases sociales. Por su capacidad para interactuar con la ciudadanía de diversos sectores, áreas, grupos, o intereses para buscar soluciones en común. Por su conciencia de las necesidades de la gente. Conocimiento real, palpable, que no depende de papeles, de informes, enviados a través de múltiples niveles burocráticos. Conocimiento humano del dolor de un pueblo...
La Reforma Municipal, en el desarrollo histórico del ELA, representa en este momento el perfeccionamiento operacional de nuestra estructura interna. Esa es la reforma de hondura democrática que necesitamos para hacer más eficaz nuestro sistema de gobierno. Para poner un mayor poder en manos del pueblo. Para desatar energías creadoras, fuerzas de justicia, superación y progreso. Para desatar esas energías, hay que creer en el pueblo. Hay que creer que el pueblo puede hacer mucho más por si mismo que depositar un voto cada cuatro años. Hay que creer que los puertorriqueños tenemos capacidad para gobernarnos, no solamente desde los altos pisos de las oficinas centrales, sino también desde las modestas oficinas de los municipios donde se siente el palpitar del pueblo. Hay que creer que la ciudadanía tiene el interés y la capacidad para aportar a la planificación de las ciudades y pueblos en que vive. Hay que creer que las urbanizaciones y comunidades pueden organizarse para proveerse los servicios o instalaciones necesarias para su bienestar si ponemos los instrumentos de participación a su alcance”.
–Rafael Hernández Colón



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