sábado, 12 de octubre de 2013

En Ponce, las creaciones adquieren diferente y gran detalle y sazón.


El sábado 12 de octubre de 2013, fue bueno ir al nuevo restaurante “Longhorn” establecido en Plaza del Caribe de Ponce.

Habrá muchos “Longhorn” en diferentes lugares del mundo, pero la realidad es que lo que se confecciona en el “Longhorn” de Ponce tiene un sabor diferente.

 

Esa realidad que no es idea regionalista, se repite con las demás líneas de alimentos. Eso --que no le resta a lo bueno que se hace en tantos lugares con el gran factor común de la productividad que alaba al Creador-- es así porque en Ponce, las creaciones adquieren diferente y gran detalle y sazón. ¡Ponce es Ponce!

 

Fui muy bien atendido; ciertamente el buen trato y la acertada sugerencia hacen la diferencia. Felicito a todos los empleados y chefs de “Longhorn”, así como a los que laboran en los demás establecimientos de comida de tan sobresaliente centro comercial y vital punto de desarrollo económico, encuentro y confraternización.

 

Comenzó la vivencia en “Longhorn” con un buen pan de cortesía que me recordó que mucha inspiración se desarrolla en torno al pan. Como muestra, el Supremo Maestro daba gracias antes de partir el pan, y desde la conciencia que todos somos hijos de Dios, el pan literalmente se multiplica en todo tiempo. Así, nos comprendemos y hermanamos, y es factor constante que los grandes diálogos ocurren en la sobremesa. Que el pan nuestro de cada día sea sazonado con amor, sabiduría constructiva, positivismo y todo lo que da trascendencia a la existencia.

 

La vida es solo una y procede aprovecharla y disfrutarla con sana conciencia; lo que es dar vida a la vida. Es importante dar gracias a Dios con amplio entendimiento, desarrollar sabia introspección ante lo logrado y ante lo aún no logrado, perseverar y buscar dar a cada día un gran motivo de potenciación. Dios ilumine a todos.

 


 

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