Cristo sana, salva y restaura. Cristo en el
corazón es la fe en acción. Cristo en la perseverancia es vivir con visión
trascendente. En un mundo imperfeto, en que las decepciones desalientan, se
desvían quienes más paz deben fomentar y se multiplican los retos para quienes
perseveran en el bien, o buscan renacer y reverdecer.
Ya Jesús había anticipado que no sería
fácil la ruta para los justos, pero alentó a confiar porque Él ha vencido al
mundo. Nadie está exento de los bajones de fe y de resbalones, pero mayores son
los motivos que dan vida a la vida. Habrá quien piense que es fácil escribirlo,
pero en la esencia que supera palabras se encuentra lo divino.
Veo como lo más esperanzador, que Dios
emplea los medios que Él desea para responder y edificar. Cada alma que decide
obrar y sembrar bien, pasa a ser instrumento de Él y canal de bendición. Que
cada cual en su llamado, realidad y vocación, opte por el más sabio rumbo de
testimonio luminoso. Dios ilumine a todos.
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